Mario E. Fumero

¿A qué se le llama efecto acumulativo? Es un término usado en medicina para indicar el efecto que a largo plazo puede hacer un medicamento sobre el paciente, al carecer nuestro cuerpo de un mecanismo adecuado para eliminar determinadas sustancias. En el sentido general se puede definir como “efecto acumulativo” a una deformación o deterioro progresivo e imperceptible en las cosas, personas o costumbres.
Pondré algunos ejemplos para un mejor entendimiento: Hoy compro una casa nueva que está bien pintada y toda su estructura está perfecta, pero al pasar el tiempo, lentamente va ocurriendo un deterioro progresivo el cual no percibo a diario, sino después de varios años, porque vivo dentro de ella y porque el cambio es tan lento, uno no se da cuenta hasta que el deterioro es notable. La pintura pierde brillantez, aparecen algunas grietas, y lentamente toda la infraestructura se va deteriorando. Si recibo la visita de un amigo al inaugurar la casa y regresa después, una vez transcurrido 20 años, como vivo dentro, yo no percibo el deterioro porque se produce muy lentamente, pero el que me visita sí notará el cambio.
EJEMPLOS DEL CAMBIO ACUMULATIVO
De igual forma ocurre cuando me compro un automóvil nuevo, y todo se ve perfecto, hasta huele a nuevo. Pero según lo voy usando y pasan los años, la pintura pierde su brillo, los materiales se van desgastando, y con el tiempo el motor empieza fallar. Como lo uso todos los días, y el desgaste diario es tan lento, apenas imperceptibles, yo no me doy cuenta de ello. Así que el efecto acumulativo es el resultado de un cambio tan lento que no se nota, y por esa razón no le damos importancia.
Otro ejemplo es el de los empleados de una Central Nuclear, los cuales están obligados a llevar a diario un dosímetro que, mide su exposición acumulada a la radiactividad. Si el primer día del año un empleado recibe una sobre exposición radiactiva que supera el límite anual, esa persona estará exenta de trabajar hasta el 1 de enero del año próximo. En este caso se determina rápido cualquier cambio, porque si no es así, la muerte puede ser terrible para el empleado, tristemente en la vida de la iglesia no tenemos un dosímetro que mida como nos vamos apartando de la verdad bíblica lentamente hasta morir en la visión original del evangelio.
Otro ejemplo más claro es el cambio que sufren los seres humanos según van pasando los años. Por ejemplo, Pedro tiene un hijo de dos años y al visitarlo veo al niño muy gracioso, y juego con él. Después me voy y quince años después regreso para saludarlo. Al llegar a la casa me recibe un joven de 17 años, al cual no conozco, sin embargo, ese joven era aquel niño de dos años con el cuál había jugado 15 años antes, pero cambió tanto que no lo reconozco, pero para sus padres que vivían con él todo el tiempo, esos cambios fueron imperceptibles. Es difícil para el que vive dentro de un medio, darse cuenta de la diferencia de esos cambios que ocurren de forma tan lenta que no los distinguimos.
COMO HEMOS CAMBIADO
He usado este relato de los cambios imperceptibles que alteran las cosa para que podamos entender que ese mismo deterioro acumulativo está ocurriendo en la iglesia de Jesucristo, la cual, al ser bombardeada por todas las influencias humanistas, liberales, modernistas, tecnológicas y de marketing, lentamente pierde su mensaje original y su identidad, para irse adaptando a los sistemas dominantes, de forma tal, que si el apóstol Pablo resucitará y visitara una iglesia evangélica en nuestros días, se quedaría asustado, y posiblemente moriría de un infarto.
Cuándo hacemos una comparación de los fundamentos que tenía la iglesia primitiva con la iglesia moderna de hoy, ¿Nos encontramos con una terrible metamorfosis? ¿Por qué los cristianos hemos perdido la identidad original del evangelio, y en vez de conquistar al mundo para Cristo, el mundo nos ha conquistado a nosotros? ¿Qué hemos perdido como producto del efecto acumulativo dentro de la iglesia?
MIRANDO EL PASADO
Ya he cumplido 50 años en el evangelio, y cuando miro la actividad y comportamiento de la iglesia en estos tiempos, y la comparo con los primeros años de convertido (1960) descubro un cambio tan radical y profundo que me quedo asustado. Aquella iglesia de los años 60, que ya había evolucionado con relación a la iglesia primitiva, perdiendo algunos principios, actualmente sufre un mayor deterioro, principalmente en su forma de cantar, adorar, actuar, vestir, creer, y vivir, y esto ocurre, sin tomar en cuenta las nuevas corrientes teológicas que han menoscabado el sentido de la santidad, y socavado la inerrancia[1] de las Sagradas Escrituras.
Cuando miro la iglesia moderna, me encuentro frente a una congregación que es completamente diferente al modelo original, en donde todos los valores antiguos se han perdido, reinando todo tipo de modas, espectáculos, mundana-li-dad, y lo peor de todo, un mensaje que alimenta el ego y la codicia.
Hemos sustituido el sermón confrontativo, por uno diluido y descafeinado, que presenta serias desviaciones doctrinales, alterando el concepto de la Palabra, para adoptar un lenguaje diplomático y ambiguo de acuerdo con el contexto histórico moderno, en el cual prevalece la exaltación del “yo”, con mensajes motivacionales lleno de ofertas y manipulación psicológica, que alimenta la autoexaltación y la confesión positiva[2] evitando el uso de términos catalogados ofensivos o señalativos como pecado, infierno y otros.
BUSCANDO EL SENTIDO
ETIMOLÓGICO DE LAS PALABRAS
Es por ello por lo que debemos analizar detenidamente los conceptos fundamentales del Evangelio, y como el “efecto acumulativo” ha ido degradando el idioma, con su lenguaje inclusivo, el cual ha modificado principios sólidos, para adaptar a los cristianos a las nuevas corrientes filosóficas del pragmatismo[3] y relativismo[4], dominante sobre la moral, lo cual predominan en este tiempo.
Esto le ha quitado a la Palabra de Dios el significado etimológicamente correcto conforme al marco histórico de su época, para crear un lenguaje subjetivo y neutro en el que prevalecen las influencias modernas que, con su indefinición de conceptos claros, lo cual ha convertido el sistema social en una hipocresía con apariencia de sinceridad, que ha transformado lo absurdo en lógico, y lo malo en bueno.
Lo que voy a expresar en este libro no le va a gustar a mucho líderes cristianos que en su afán de crecimiento, venden sus principios a los pode-res de este siglo, pero vamos a usar la lógica contextual, conceptual y etimológica en el análisis de esas palabras claves que nos llevará a buscar la raíz del contenido correcto, sin adaptarlo al capricho ni a la conveniencia humana, sino buscando el verdadero espíritu de lo que quería decir el escritor bíblico, para entender lo que Dios nos quiere trasmitir a nosotros hoy, sin rodeos ni manipulaciones, a fin de proclamar un evangelio completamente sano, y no el evangelio desvirtuado y “light”[5] que actualmente prevalece hoy en día en la mayoría de los pulpitos.
[1]-En la bibliología evangélica y según la doctrina de las Sagradas Escrituras, la Biblia es el fundamento de nuestra fe manejándose el concepto de la inerrancia, autoridad e inspiración divina de las mismas, de manera que no es un libro más, es la Palabra de Dios. En la teología evangélica conservadora, la inspiración y la inerrancia son inseparables. “Inerrancia” significa que está libre de error.
[2]– Napoleón Hill, escritor estadounidense considerado el autor de autoayuda y superación más prestigioso del mundo.
[3]-El pragmatismo es una teoría filosófica según la cual el único medio de juzgar la verdad de una doctrina moral, social, religiosa o científica consiste en considerar sus efectos prácticos de forma tal que, si funciona, ¡vale! «El pragmatismo fue propagado como corriente filosófica por el psicólogo norteamericano William James»
[4]– El relativismo moral es la idea que no existen principios morales universales o absolutos. Es una versión de la moralidad que propone que “Cada uno hace lo que puede,” y los que la promueven dicen, “¿Quién soy yo para juzgar?”
[5]– El término light es de origen inglés, se trata de un adjetivo que suele emplearse para calificar a la comida o la bebida que presenta un nivel reducido de calorías en comparación a otro producto de referencia, en este caso, significa reducción de fuerza o sentido de pureza.