Mario E. Fumero
Desde épocas remotas, los seres humanos, para vivir en familia, establecieron la primera estructura natural de autoridad, naciendo el principio básico de autoridad filial o familiar. La autoridad nace cuando la familia aparece, siendo el padre, junto a la madre, la cabeza del gobierno familiar (Efesios 5:23, 6:1), y es ahí donde aparece la primera forma de autoridad humana.
Después, a lo largo del libro de Génesis, y según nacen los clanes, tribus y pueblos, aparece el principio de la autoridad denominada patriarcal[1]. El patriarca es el más anciano de la tribu o clan. Según regla general, dentro del orden patriarcal, el primer hijo heredaba el derecho de gobernar, al faltar el padre. Uno de los primeros patriarcas que se menciona en la Biblia fue Abraham (Hebreos 7:4) y a partir de ahí, los descendientes de éste, originan el patriarcado con Isaac, Jacob y sus doce hijos (Hechos 7:8), a los cuales se les llamó Hebreos[2].
Entre los pueblos aborígenes de América, al más anciano o patriarca se le llamaba cacique. Siempre se apoyaban en la autoridad del más ancianos, o en un consejo de ancianos, que fue el que apareció entre los hebreos cuando salieron de Egipto (Éxodo 3:16). Como eran doce tribus, había doce ancianos (Génesis 49:28) entre los cuales aparece uno principal, que fungía como Juez. Según el libro de Éxodo, Moisés, al ser libertador, se convirtió en el juez que dirigió al pueblo hebreo en su salida de Egipto, (Éxodo 18:13) con el apoyo de su hermano Aarón y Josué.
Como el peregrinar por el desierto era conflictivo, con un pueblo rebelde e impregnado de las influencias de la cultura egipcia, Moisés tuvo que enfrentar muchos conflictos, agotándose físicamente. Fue entonces que su suegro Jetro, al verlo cansado por tan dura faena, le dio un sabio consejo. Le dijo que estructurara un sistema de delegación de autoridad, para el manejo de los diversos conflictos que había dentro del pueblo. Le propuso que pusiera líderes sobre los mil, sobre los cien, y sobre los cincuenta y los diez, y de esta forma reservara los problemas grandes para él y el consejo de ancianos (Éxodo 18:13-24). De manera que nació una estructura de autoridad delegada. Colateralmente habían dos lideratos más, compuestos por el Sumo Sacerdote, con la tribu Leví, que era Aarón, y el líder de la estrategia militar y seguridad que era Josué, siendo, Moisés, con el apoyo de los 12 ancianos de las doce tribus de Israel el que ejercían la autoridad máxima.
Esta estructura de autoridad estaba bien definida por las leyes que Dios le dio a Moisés. Mientras que Aarón representaba el aspecto religioso y de salud, ya que era función sacerdotal velar por la higiene del pueblo, Josué se encargaba de todo lo que tenía que ver con la seguridad y la protección del pueblo, creando un grupo de militares escogiendo entre los jóvenes. Cada tribu se dividía en grupos de diez, cincuenta, cien, mil y cinco mil, bajo el control del anciano. Esto permitió un control absoluto durante la época del peregrinar por el desierto, en donde enfrentaron diversos problemas durante los 40 años; alimentación, abastecimiento, defensa de frente al ataque de tribus enemigas, prevención de epidemias, rebeliones, claudicaciones etc.
Si estudiamos detenidamente el pentateuco, descubriremos que no solamente se establecieron leyes morales y sociales, sino también de salud y convivencia. De manera que el principio del ejercicio de la autoridad estaba bien definido mediante normas, estableciéndose pautas que no permitían el abuso de autoridad.
Sin embargo, una vez establecidos como nación, los israelitas comenzaron a tratar de imitar a las naciones vecinas, y llegado el momento, fueron al juez Samuel, y desecharon el sistema establecido por Moisés, le demandaron que les pusieran un rey, como los demás pueblos tenían (1 Samuel 8:5). Aunque Dios no estuvo de acuerdo con la petición del pueblo 1 Samuel 8:7-10), le dijo a Samuel que les advirtiera las consecuencias de tener un rey con poderes absolutos, pero no le prohibió cumplir sus deseos, y complaciendo al pueblo, les colocó un rey, Saúl (1 Samuel Cap. 9).
Durante el período de reyes, Dios levantó a los profetas, para que velaran por la obediencia de los Reyes a la ley de Moisés. Lentamente este sistema de gobierno se deterioró, y con la muerte de Salomón, el reino se dividió, y a partir de ahí, aparecieron muchos reyes impíos que llevaron al pueblo a la idolatría. Como consecuencia, vino la decadencia y los cautiverios de los Israelitas, por potencias extranjeras.
No podemos hacer un resumen muy extenso de los relatos contenidos en los libros históricos de la Biblia, pero sí podemos hacer referencia que la causa de la decadencia de los reyes de Israel se debió al poder absoluto que estos tenían, los cuales, al apartarse de la ley de Dios, se corrompieron, porque el poder absoluto, corrompe absolutamente[3] . Es bueno entender que en esta monarquía el rey tenía los tres poderes en sus manos; legislar, juzgar y gobernar. Esto anuló el esquema pluralista que rigió durante el periodo de los jueces.
En el Nuevo Testamento encontramos de nuevo el esquema de una autoridad compartida mediante un pluralismo de ministerios. Lo primero que vemos durante el discípulo de Jesús es que siempre que los enviaba los mandaba de dos en dos (Lucas 10:1 Marcos 6:7). ¿Qué encierra el principio de dos? El evitar que alguno se creyera superior, y que se generara un poder absolutista. Además, el Maestro enseño de forma clara, que, aunque los reyes de la tierra se enseñorean de los que estaban debajo (Marcos 10:42), en su reino no es así, sino el qué quisiera ser el mayor se convirtiera en el siervo de todos (Mateo 23:11, Lucas 22:27, Juan 15:20).
En el libro de los Hechos encontramos de forma repetitiva, que Dios siempre enviaba a sus discípulos a predicar de dos en dos (Lucas 19:29, Marcos 14:13). Cuando el Espíritu mandó a Pablo, le puso al lado a un Bernabé (Hechos 13;2). Cuando éstos establecieron iglesia, nunca dejaron a una persona con poder absoluto al frente, si no que establecieron ancianos en las iglesias (Hechos 14:23). No existe una base bíblica para crear un pastoreado absoluto, porque la clave de la autoridad radica en el sometimiento a un consejo local (Hechos 15:6, 20:17), ya que el principio de autoridad de los que gobiernan, es que tienen que ser «ejemplo de los fieles» (1 Timoteo 1:16, Tito 2:7) no actuando como con señorío, sino con ánimo por esto (1 Pedro 5:3).
Existen diversos tipos de autoridad. La primera es la autoridad producto de la relación, entrega y el ejemplo, fundamentada en el amor «filio»[4], la denominaremos AUTORIDAD DE PATERNIDAD. Es la de los padres sobre sus hijos o la de los maestros hacia sus discípulos y de donde nace la autoridad patriarcal. Después tenemos la AUTORIDAD DELEGADA, aquella que emana de una autoridad superior que te encomienda una determinada misión o acción, la cual aparece con el llamamiento de Moisés, convirtiéndolo en el primer juez de Israel en el desierto. Sin embargo, esta autoridad se apoyaba en el consejo de los ancianos o en la delegación a los grupos de mil, cien, cincuenta y diez. Después aparece la AUTORIDAD ELECTA, que aparece cuando debido a los problemas existentes en la distribución de las ayudas en la iglesia de Jerusalén (Hechos 4:34-37), los apóstoles decidieron nombrar diáconos, y evitar tanto la murmuración, como el tener que dejar de enseñar, para resolver los problemas de la comunidad en el aspecto práctico, naciendo el diaconado (Hechos 6:1-6).
No existe en todo el N.T. un sistema en donde un pastor tuviera todo el poder absoluto. La estructura bíblica ni era jerárquica, ni totalmente democrática, ni tampoco hegemónica o caciquista, sino que se fundamentaba en un consejo de ancianos (pluralismo), aunque indudablemente alguien tenía que presidir o llevar la batuta, pero no podía actuar según su capricho, porque había tres principios que regían el uso de la autoridad para evitar el despotismo.
1- La autoridad estaba sujeta al marco de la Palabra y del Espíritu, Tito 1:9.
2- La autoridad estaba sujeta a un consejo de ancianos o consenso colegiado, 2 Corintios 13:1.
3- La autoridad estaba sujeta al testimonio del que la ejerce, 2 Tesalonicenses 3:6 y 3:14, 1 Corintios 5:11.
Uno de los graves problemas de las iglesias modernas, principalmente en las independientes, es la existencia de pastores autoritarios, con poderes absolutos, que incluso manejan las finanzas y su familia es la que controla todo, abusando de las ovejas, porque tristemente éstas no conocen a fondo el sentido bíblico del concepto de autoridad según las Sagradas Escrituras.[5] Toda autoridad debe estar limitada y sujeta a un principio legal, para evitar el abuso de la misma, porque de lo contrario, tenemos lo que hoy predomina en muchas congregaciones, lo que definimos como «la tiranía de los santos».
NOTAS
[1] – También se define como hombre que por su experiencia o sabiduría es respetado por un grupo familiar o una comunidad entre los cuales goza de autoridad.
[2] – SE cree que el nombre de hebreo hace referencia al origen de los descendientes de Abraham, que procedente del oriente del Éufrates y se deriva de Eber, forma matronímica derivada de sus descendientes. Diccionario Nuevo Ilustrado, Editorial Clie, 1985.
[3] – Esta expresión la dijo Lord Acton, el cual al habla de poder, hace referencia a algún tipo de bien que pueda conllevar el rompimiento del ser. Él mismo lo dice: que el ‘Dinero es poder‘.
[4] -Philia phylos (del griego φιλíα), Phil- (Philo-), es un antiguo término griego para referirse al amor fraterno, incluyendo amistad y afecto. Se usa en contraste con otros términos griegos para el amor, como “eros”, o amor sexual o amor romántico; “agapē”, o amor espiritual y «storgé», o amor que implica compromiso.
https://es.wikipedia.org/wiki/Philia
[5] – Recomiendo el libro “Pastores que Abusan# del Dr. Jorge Erdely, Editorial Unilit, 2002.