Mario E. Fumero
Lo que está pasando en Nicaragua en la actualidad me recuerda el principio de la revolución cubana, cuando se radicalizó de forma absoluta contra la iglesia católica apostólica y romana, aunque tiempo después el sistema fue cediendo en su control absoluto con la iglesia pues no pudo implantar en el país hacia un ateísmo de estado.
Las últimas noticias del gobierno sandinista de Ortega Murillo evidencian su decisión muy peligrosa de prohibir toda manifestación pública de índole religiosa durante la Semana Santa, a tal agrado que se está estableciendo una dictadura radical que rompe toda la lógica, superando a la dictadura de Somoza en el pasado.
En un artículo de una organización llamada “CitizenGO” se escribe lo siguiente: “Me cuentan que vigilan a los curas y que, si en la misa rezan por Mons. Ronaldo Álvarez, le cierran la Iglesia y le llevan preso. ¡Alucinante! La violación de la libertad religiosa es tan tremenda que hasta la OEA recordó el pasado 27 de febrero la obligación de los Estados de proteger la libertad religiosa. El documento de la OEA es una vela a Dios y otra al diablo. Por una parte, conmina a los estados a garantizar la libertad religiosa, pero por otra condena la “intolerancia y la violencia en nombre de lo religioso”. ¿Dónde ocurre eso en nuestros países?
La violencia y la intolerancia forma parte del islamismo radical que afortunadamente se encuentra lejos de nuestras fronteras. ¿O pretenden sugerir que el cristianismo es violento e intolerante por defender la Verdad sobre el hombre? La OEA también denuncia la supuesta discriminación de grupos religiosos minoritarios y apela al pluralismo “sin privilegios ni predominios”. ¿Les molesta la presencia mayoritariamente cristiana en Latinoamérica?, ¿les incomoda la presencia históricamente relevante de la Iglesia católica?” concluye el comentario,
Este socialismo de Nicaragua sobrepasa el de Cuba, e incluso el de Venezuela en la actualidad, en donde todavía los maestros se pueden manifestar y la iglesia puede proclamar su palabra con libertad. Es por ello que los gobiernos socialistas y de Chile Colombia y México han señalado y criticado a la dictadura de Ortega Murillo, y la Naciones Unidas han dictaminado que este gobierno ha violentado todos los derechos humanos y han cometido crímenes de lesa humanidad.
Lo que no entiendo todavía es como gobiernos de derecha radical y corruptos como fue de Juan Orlando muchos de sus políticos huyeron de Honduras buscando refugio en Nicaragua para salvarse de las deportaciones hacia los Estados Unidos, al cual estaban vinculados siendo, pero ahora son protegidos por esta dictadura de Ortega-Murillo, e incluso se, le otorgó la naturalización nicaragüense, la misma que se les niega a los nicaragüenses por disentir del gobierno sandinista.
¿Por qué decimos que el gobierno de Ortega Murillo es una dictadura radical? Primero porque no permite partidos de oposición. Segundo, se controla todos los medios de comunicación que no piensan igual que el gobierno. Tercero, se prohíbe la libertad de culto, y si un sacerdote o pastor critica los abusos del gobierno es acusado de traición a la patria. Cuarto, ninguna ONG que defienda derechos humanos puede funcionar en Nicaragua. Quinto, los tres poderes del Estado están bajo el control del sandinismo y de la familia Ortega Murillo. Y pudiéramos decir otras muchas evidencias de la dictadura, pero con estos argumentos es suficiente para reconocer que tenemos cerca de nuestra frontera un régimen totalitario que está desprestigiando el concepto del “socialismo” y que está atentando contra las libertades más elementales de los seres humanos.
Hay que orar mucho por el pueblo de Nicaragua, y por un gobierno, que ha convertido a sus gobernantes en dioses que imponen su criterio, y no sólo ataca la libertad de expresión, si no la libertad religiosa, menoscabando los derechos individuales de las personas.
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