Mario E. Fumero
Veamos qué nos dicen los organismos internacionales sobre la definición de la apología al odio. Según establece por las Naciones Unidas se define como: “las normas internacionales de derechos humanos que establecen que debe prohibirse toda expresión de odio nacional, racial o religioso que constituya incitación directa a la discriminación, la hostilidad o la violencia contra un grupo vulnerable, lo que se suele conocer como «apología del odio».
Hoy este término se está usando para referirse a todos aquellos que piensan diferente a ciertas ideologías predominantes, que se tratan de imponer por la fuerza, negándose el derecho a la réplica, y el sostener otras posiciones contrarias a las que se tratan de imponer. Es bueno aclarar que las ideas, o las ideologías, así como las tendencias, deben respetarse, aunque discrepamos de ellas. Yo tengo el derecho de expresar mi opinión, siempre y cuando al hacerlo no etiquete, ofenda margine o le haga bullying a una persona que no sea piense, crea o sea como yo.
En el caso de la ideología del género, no se debe discriminar a una persona por sus tendencias o gustos sexuales, negándole los derechos fundamentales que todo ciudadano debe tener. No se les debe marginar, ofender o despreciar por el simple hecho que sea diferente a mi forma de pensar o ser. La apología al odio es estigmatizar a una persona que por su forma de ser o creer, es denigrando, negándoseles los derechos fundamentales al cual todo ser humano tiene. Nadie debe ser perseguido, rechazado o silenciado por sus diferencias ideológicas o sus creencias personales, sin embargo, él no estar de acuerdo con algunas de sus formas de creer, ser o pensar, no se debe catalogar como una actitud de odio, porque el odio se manifiesta en rechazo y agresión de hecho o de palabra, pero cuando defendemos ideas, y las debatimos con respeto, no estamos sembrando el odio, sino que hacemos apología sobre lo que yo creo, en relación a lo que tú crees.
Ninguna discusión, ya sea en el plano religioso, ideológico sexual o político nos debe llevar a la violencia. La actitud violenta es inaceptable, pues de la misma forma que yo no tengo el derecho a imponer mis ideas o forma de ser o pensar, tampoco nadie puede tener el derecho de imponer sus ideas o forma de ser.
Las ideas se pueden debatir, y podemos tener diferencias, pero esto no debe llevarnos a la intolerancia o persecución de los que no piensan como yo. La ideología de género es una tendencia que debe ser respetada, ya que entra al plano del gusto o capricho de las personas. Cuando una ideología se trata de imponer por la fuerza, se genera más violencia, pues la historia nos ha enseñado que, en un pasado, cuando el cristianismo se trató de imponer por la fuerza por medio de las cruzadas, el efecto que produjo fue destructivo. De igual forma, tenemos el parámetro de los hechos que ocurrieron cuando la Iglesia Católica Apostólica y Romana en la Edad Media, trató de imponer su ideología a todos los países europeo, y aquellos que no la aceptaban, se les llevaba a la Santa Inquisición por no pensar igual que Roma, siendo perseguidos y asesinados judíos, árabes y protestantes.
En el aspecto político, vemos cómo las dictaduras, tanto de izquierda como de derecha, tratan de imponerse por la fuerza, persiguiendo, encarcelando y censurando a todos aquellos que rechazan las políticas de los supuestos líderes que centralizan el poder en ellos. En la historia tenemos el ejemplo de Adolfo Hitler en Alemania, y Benito Mussolini en Italia. Como el odio hacia los judíos los llevó al exterminio de todos aquellos, que por no ser de una raza elegida, eran llevados a los campos de concentración nazi. Hablar del nacismo y fascismo es hablar del odio y la discriminación violenta.
Considero que ninguna ideología, sea filosófica, política o religiosa puede imponerse de forma arbitraria, máxime cuando la misma atenta contra el orden científico y biológico. Si un hombre quiere sentirse mujer, o animal, o quiere vivir como Tarzán en una selva o vestirse como le da la gana, es su derecho, y no se le debe maltratar ni señalar, aunque hayan conductas que indudablemente romperán la lógica y pueden llamar la atención. Debemos respetar las creencias y las costumbres de los pueblos y de las personas, pero esto no debe llevarnos a anular nuestro criterio, ni nos debe llevar a convivir con ellos adoptando su ideología o costumbre por la fuerza. Es ahí en donde se hace realidad el pensamiento de Benito Juárez cuando afirmó que “el respeto al derecho ajeno es la Paz.