Héctor Hernán Castro
La historia del antiguo Israel se asemeja mucho a la realidad local, nacional y mundial de hoy:
1) Una situación peligrosa y agobiante: “Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar…» (1 Samuel 13:5.) Eran enemigos innumerables, bien armados y listos para atacar a Israel. Esos filisteos de antaño, permanentes adversarios de los judíos, representan a esos enemigos que hoy siguen en una guerra sin cuartel contra la humanidad creada por Dios. Son amenazantes e intimidantes.
2) Vías de escape equivocadas: “Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas.» (1 Samuel 13:6.) Si, los soldados hebreos estaban literalmente «en ESTRECHO y en APRIETOS», razón por lo cual buscaron refugio en cualquier agujero donde pudieran meterse.
Esas dos palabras (estrecho y aprieto) describen la condición de nuestros días.
Hay una agobiante crisis social, política y económica que asfixia emocional y espiritualmente a todos en todas partes. En su desesperación, mucha gente está buscando refugio en _»cuevas»_ equivocadas como las drogas, alcohol, pandillas, sexo desordenado, adicción a las redes sociales, relaciones _»amorosas»_ enfermizas, curanderos, juegos de azar, emigración, depresión, suicidio y muchas otras formas de escapismo.
3) Acudiendo al único refugio correcto. Todos los sistemas o recursos humanos, llámense economía, política, entretenimiento, religión, etc., no han podido, no pueden ni podrán jamás ofrecer soluciones reales ni un refugio seguro. Sólo Dios, en la Persona de Su Hijo Jesucristo y Su Palabra eterna le ofrece al ser humano seguridad para hoy y esperanza para la eternidad. Él va y trata con la raíz misma del problema: el pecado humano.
En Miqueas 7:1-6 se describe un panorama caótico y fatal. Pero en Miqueas 7:7, el profeta dice: «Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.» ¡Jesucristo y nadie más que Él es nuestra única esperanza!
En Juan 16:33 Él nos dice: «Estas cosas os he hablado para que EN MÍ TENGÁIS PAZ. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.»
El mundo da lo que tiene: ¡Aflicción!
Jesucristo ofrece lo Suyo: ¡PAZ!
Cada ser humano decide a quién seguirá y cosechará los frutos de su propia decisión. Si Usted desea seguridad y paz en un mundo en crisis,
*¡Acuda ahora mismo en fe a Jesucristo, Él es el Príncipe de paz!