Jesús Córdoba- Teologo.
Soy un observador de los acontecimientos de la historia y los comparo fácilmente con lo que pasa en la actualidad. La historia es una disciplina para la que hay que tener un don especial para saber trasmitirla en pocas palabras y sin doblez. Voy a intentar explicarla de la manera más entendible.
Quiero enfocarlo todo desde la fe. Porque desde la fe, Roma se salvó, contemplando a los cristianos que ellos mismos asesinaban en sus crueles espectáculos. Observaban con sorpresa que aquellos hombres y mujeres no tenían miedo cuando iban a la muerte, ya que salían cantando y rezando. Se preguntaban loa romanos qué era lo que hacía que no tuviesen miedo, quién era ese Dios que les daba la fortaleza y tranquilidad mientras ellos gemían lastimosamente por la llegada de los barbaros.
¿Cuáles fueron las causas de la caída del Imperio Romano? ¿No son las mismas que sufre ahora la decadente Europa y España dentro de ella? La caída del Imperio Romano fue un proceso largo, por lo que podemos rastrear las causas de su derrumbe siglos atrás, siendo por ello muy importante enumerar todas las razones que conllevaron el final de esta gran civilización. En mi humilde opinión, las causas de la caída del Imperio Romano de Occidente fueron las siguientes:
La corrupción en Roma, que era cada vez mayor, y llegaron a un punto que a los mismos senadores les daba igual que sus decisiones fueran malas o buenas para el Imperio, siempre y cuando se pudiesen beneficiar. Hoy, en Europa pasa más o menos lo mismo con la corrupción económica y política. En la moral, el aborto, la destrucción de la familia monogámica formada por hombre y mujer, la perversión de la enseñanza con la ideología de género, la corrupción en la medicina con la eutanasia, la pseudo-ciencia que esclaviza al hombre, la inteligencia artificial que lo anula.
Luego, como medida para controlar a los pueblos bárbaros, que presionaban sus fronteras, los romanos tuvieron la idea de unirlos a sus ejércitos, para con ello tener mayor facilidad en neutralizar el peligro que representaban, pero esto también provocaba que los enemigos de Roma comenzaran a ser cada vez más numerosos en el propio ejército imperial. Ahora España y Europa, firman convenios con determinadas naciones para contener la emigración a cambio de grandes cantidades de dinero e inversiones en infraestructuras, agricultura y armamento. Eliminan la agricultura y la industria locales, destruyendo los pantanos de la Península y acogiendo indiscriminadamente a miles de inmigrantes, a los que no hay más remedio que subsidiar, mientras los españoles están en dificultades económicas -muchos en paro-, en los comedores sociales y pidiendo al banco de alimentos.
La inflación en Roma era muy alta en su época de mayor decadencia, con enormes impuestos y una población que no podía casi ni comer. La moneda romana estaba tan devaluada que algunos pueblos comenzaron a negociar mediante el trueque.
En la actualidad, está cada vez peor el poder adquisitivo. Muchos países europeos tienen una inflación galopante, mientras los gobiernos se llenan de parásitos, chupando de los impuestos abusivos que ponen al pueblo en la precariedad, creando así una bolsa de pobreza alarmante, cargándose la industria, la agricultura y, sobre todo, la unidad de las familias y las personas. El emperador romano perdió poder progresivamente, ya que con los años se deterioró su autoridad centralizadora.
Hoy nuestros presidentes, tanto de España como de la Comunidad Europea, han vendido las naciones a un poder demoniaco que está a la sombra y que lleva la Agenda 2030. Agenda que el mismo Papa Francisco promueve y el cardenal Juan José Omeya ha impuesto a toda la Iglesia Española. Quieren destruir a unidad en torno a Jesucristo, creando una nueva religión. Y es que el mismo demonio de la Agenda 2030 desea destruir a Dios y a la Iglesia católica como centro de nuestra vida. De ello nos quiere advertir la Virgen Santísima con sus numerosas apariciones en nuestros tiempos.
Ciertamente, el cristianismo salvó el resto del Imperio Romano durante cierto tiempo. Y si el factor miedo fue determinante para dividir a las personas con el COVID 19, algunos en la Iglesia le siguieron el juego al demonio: cerraron las puertas a la esperanza en los templos de Dios. Pero el mismo Dios pedirá cuentas. “Porque toda obra será juzgada por Dios, también todo lo oculto, a ver si es bueno o malo”. (Eclesiastés 12:14)
A partir de entonces, las invasiones bárbaras fueron cada vez más comunes y parecía que en cualquier momento podrían conquistar el Imperio. Con el globalismo, la Europa que hoy conocemos está sentenciada a desaparecer al renunciar a las raíces cristianas que la forjaron. Cada día está más llena de emigrantes que parecen más que pobres, soldados sanos y orondos.
La caída del Imperio Romano fue uno de los sucesos más relevantes en la historia de la humanidad, siendo un importante paso entre la Edad Antigua y la Edad Media. Por ello podemos decir que es relevante conocer algunas de las principales consecuencias que trajo este suceso, para así comprender los cambios que están sucediendo en Europa y seguirán sucediendo, si no lo remediamos.
El mismo San Juan Pablo II vio que el islam invadiría Europa, pero dijo cómo combatirlo. El Santo Padre afirmó: “Invadirán Europa. Pero vosotros, la Iglesia del tercer milenio, deberéis contener la invasión. Pero no con las armas, las armas no bastarán, sino con vuestra fe vivida íntegramente”. Ya sabemos pues cómo combatir al islam. Nos dice a los católicos que hemos de dar testimonio de la fe y obedecer a lo que la Virgen María nos invita: “Haced lo que él os diga” (Juan 2,5).
Así pues, es importante que tengamos en cuenta los avisos que la Madre de Dios ha hecho en todas sus apariciones. Sin embargo, los diferentes papas, obispos, cardenales y sacerdotes no han hecho caso y han llevado a los fieles a la perdición con sus palabras y hechos. La Virgen nos llama a la conversión, a rezar el rosario y Jesucristo a estar despiertos y velando: “Estad alerta, velad; porque no sabéis cuándo es el tiempo señalado. Es como un hombre que se fue de viaje, y al salir de su casa dejó a sus siervos encargados, asignándole a cada uno su tarea, y ordenó al portero que estuviera alerta” (Marcos 13,33-37). Avisados estamos. Otra cosa es que hagamos caso. Dios lo quiera.
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… De ello nos quiere advertir la Virgen Santísima con sus numerosas apariciones en nuestros tiempos ???
Cuando un análisis fundamenta sus razones en la idolatría, pierde su respetabilidad. Una fuente no puede dar agua dulce y salada al musmo tiempo.