LA REALIDAD DEL CAPITALISMO BRUTAL

José Daniel Espinosa Contreras

El capitalismo agonizante y despiadado de nuestra sociedad está convirtiendo nuestro mundo en un infierno para muchos. O se produce un cambio radical en nuestro sistema económico y social o el mundo terminará reventando de injusticia.

Hace unos años leía que el 1% de la población mundial acaparaba el 90% de toda la riqueza que se genera en el mundo. La élite procura mantener un sistema donde el grueso de la sociedad luche por sostener sus paraísos a cambio de hacer algo más “soportables” nuestros infiernos.

Desde una perspectiva bíblica, el problema no es la desigualdad económica de la sociedad, sino la carencia, escasez y pobreza real de muchos. No creo que la voluntad de Dios sea que todos vivan en el mismo nivel socioeconómico –pretensión propia del comunismo–, pues Dios es soberano en la repartición de la riqueza. Vemos en la historia bíblica que, a menudo, Dios bendice a ciertas personas o familias con riquezas (Gn. 13:2; 1 R. 3:13), según su soberana voluntad. Es propio de Dios dar a unos 5 talentos, a otros 2 y a otros 1 (Mt. 25:14-30). Pero también es cierto que “a quien más se le da, más se le demanda” (cf. Lc. 12:48). La demanda bíblica es que aquellos que más tienen compartan sus bienes con quienes menos tienen. Los recursos materiales que Dios pone a nuestra disposición deben ser usados para suplir las necesidades de aquellos que tienen carencias, pues “el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” (1 Jn. 3:17).

Haremos bien en recordarnos con frecuencia que los recursos que nos llegan no son nuestros, sino de “aquel que nos da todas las cosas en abundancia” (1 Ti. 6:17) para que “hagamos el bien, seamos ricos en buenas obras, generosos y prontos para compartir” (1 Ti. 6:18). Somos administradores de las riquezas de este mundo y Dios nos pedirá cuentas del buen o mal uso que le hayamos dado a estos recursos. Cuando ayudamos al necesitado no estamos haciendo algo meritorio, sino que simplemente le estamos haciendo partícipe de algo que por derecho le corresponde. En relación a esto, decía muy sabiamente el obispo Ambrosio de Milán (siglo IV) que “no es parte de tus bienes lo que tú das al pobre, lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo y no solamente para los ricos. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad cuando a los demás les falta lo necesario”.

Que el Señor nos ayude a despojarnos de la tiranía de lo terreno y a ser buenos administradores de los recursos que Dios nos ha dado. La única solución real a este infierno de injusticia social al que estamos abocados es responder al llamado de Jesús a la “metanoia”, es decir, a una transformación profunda y radical de la vida de una persona; a un abandonar viejas formas de pensar y actuar que estaban alejadas de Dios, y a vivir de una manera que refleje el amor y la voluntad de Dios.

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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