Mario E. Fumero

          Cuando el presidente Nayib Bukele llegó a la presidencia de la república de El Salvador el 1 de junio de 2019, lanzó el «Plan Control Territorial» para enfrentar la inseguridad ciudadana, mediante una lucha abierta hacia las pandillas (maras) que controlaban parte del territorio nacional por medio de la extorsión, sicariato y robo, siendo este uno de los países más inseguro y con más muertos por cada 100,000 en América latina.

LAS ESTADISTICAS HABLAN

Para tener una idea de la realidad de El Salvador, antes y después de Bukele, analicemos las estadísticas: En 2015 el promedio de muerto por homicidios era de 103 por cada 100,000 habitantes.  En el 2018 fue de 52,11 homicidios por cada 100,000 habitantes. Ya en el poder, Bukele diseño una política de mano dura contra las pandillas, en enero del 2023 la tasa de muertos descendido a 2 homicidios por cada 100,000 habitantes, lo que ha convertido a El Salvador en el país más seguro de América latina, pero ¿Qué precio ha tenido que pagar el gobierno, por conducir a sus ciudadanos a vivir en paz y tranquilidad?

          Casi todos los organismos internacionales, defensores de los derechos humanos, y la prensa mediática, han puesto el grito en el cielo, señalando al presidente Bukele como un dictador, ya que, al imponer medidas drásticas, con mano fuerte hacia los delincuentes, se convierte, según estos organismos, en un violador de esas leyes que protegen más al delincuente, que a la mayoría de la población. Sin embargo, Nayib Bukele sin pelos en la lengua, se ha enfrentado a toda esa campaña de descrédito y desprestigio, para imponer el orden en medio del caos, alegando el derecho que tiene la mayoría de los habitantes de ese país, a vivir tranquilamente, sin sufrir las amenazas y el terror, que, por décadas, las maras han sometido a la población salvadoreña. Actualmente la política de Bukele es respaldada por más del 80% de la población.

¿PARA QUE SON LAS LEYES?

          Las leyes son para mantener la paz social. Cuando la misma se burlan, y no se cumplen a cabalidad, los delincuentes actúan como les da la gana, porque si la ley no induce temor, no hay reacción. Es cierto que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero en el problema de las pandillas, se hace evidente que las mismas operan con el único propósito de delinquir mediante la extorsión, el sicariato, la venta de droga y el control absoluto sobre ciertas áreas de los pobladores de barrios y colonias, donde tienen su guarida. Además, tienen el descaro de marcar su territorio con símbolos que identifica con su filosofía violenta.

           Cuando Bukele ordenó destruir todos los símbolos de las maras en los cementerios y paredes, los defensores de los derechos humanos salieron diciendo que su actuación era incorrecta y violatoria de los derechos de las personas. El presidente Bukele le respondió que cuando un grupo siembra el terror, y usa símbolos identificativos con su ideología violenta, él tiene el derecho a destruirlos, como hicieron los alemanes con los símbolos nazis, al derrocar a Hitler, eliminando el suástica de todos los lugares públicos hasta el día de hoy.

DERECHO VERSUS SOBERANIA

          ¿Tienen los organismos internacionales de derechos humanos la prerrogativa de impedir que los países cumplan con sus leyes, de acuerdo a su soberanía, cuando la misma es violada, por grupos que siembran el terror? ¿Acaso no se considera terrorismo el mantener a una población intimidada todo el tiempo?

          En las Sagradas Escrituras el apóstol Pablo habla del ejercicio de la autoridad por parte de los magistrados, frente al que delinque, a pesar que en ese tiempo imperaba un gobierno romano despótico, pero Pablo declara que los que juzgan a los delincuentes, “no en vano lleva la espada”, para castigar al que hace lo malo[1], estableciendo que la justicia debe actuar apegada a la ley, para que, de esta forma, se infunda temor a aquellos que hacen lo malo. Es decepcionante cuando los organismos de derechos humanos, que deben defender la vida, apoyan o protegen a los delincuentes, pero consienten y respaldan a los promotores del aborto, lo cual es un crimen legalizado.

LA PENA DE MUERTE ¿ES VALEDERA?

          Algunos países del mundo[2] tienen en su Código Penal la pena de muerte como máxima sentencia a cierto tipo de delincuentes que han cometido crímenes atroces, o son catalogados psicópatas o delitos de lesa humanidad[3]. Muchos objetan la pena de muerte diciendo que es violatoria de los derechos humanos, y desde el punto de vista teológico, algunos líderes religiosos la consideran incorrecta, porque violenta el mandamiento que dice “no matarás”.

¿Y QUE DECIR DEL MANDAMIENTO DE “NO MATARAS?”

Aunque es cierto que entre los diez mandamientos figura el “no matarás”[4], la traducción hebrea correcta sería “no asesinarás”[5], dando a entender que nadie tiene derecho a tomarse la venganza por su mano, sin embargo, en el mismo decálogo mosaico, se establece la forma de juzgar a los culpable de un delito, mediante un tribunal compuesto por el juez  y los ancianos, y sí establece la pena de muerte para aquellos casos puntuales que aparecen registrado en la legislación mosaica[6] mediante un procedimiento jurídico, acordes a lo dispuesto en las leyes y los estatutos.

¿ES VALEDERA HOY DÍA LA PENA DE MUERTE?

Aunque históricamente se implementó en casi todos los sistemas jurídicos del mundo, y actualmente sigue vigente en algunas naciones, su poder para inducir el temor es la clave para frenar la delincuencia y el crimen, pero tristemente, su ejercicio presenta una debilidad, la vulnerabilidad de los sistemas de justicia humana, ya que muchas veces los poderes dominantes, principalmente el económico y político, puede comprar o anular la justicia, o incluso, pueden privar de ejercer una sentencia justa cuando el culpable tenga poderes económicos, y puede pagar buenos abogados, capaces de torcer la verdad y fabricar testigos falsos.

Cuando la justicia es vulnerable, y los jueces y abogados se venden, el implementar un sistema de pena de muerte podría ocasionar que muchos inocentes perecieran, para que muchos culpables queden impunes. No cabe duda que lo más puede frenar al ser humano para no cometer un delito es el temor a las consecuencias que acarrean sus actos, ya que cuando la justicia es firme, aquel que violara las leyes se lo pensaría dos veces, de manera que, cuando se cumple la ley sin que la misma se burle o se venda, el temor obrara en la sociedad como un freno, por lo que tendríamos menos delincuencia, y para muestra, ahí tenemos la realidad salvadoreña en la actualidad, ha podido vencer con su mano firme el fenómeno de la inseguridad ciudadana.

[1]-Romanos 13:4 “porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo

[2]– Esto son los países que tiene la pena de muerte: Afganistán, Antigua y Barbuda, Arabia Saudí, Autoridad Palestina, Bahamas, Bangladés, Barbados, Baréin, Belice, Bielorrusia, Botsuana, Catar, Chad, China, Comoras, Corea del Norte, Cuba, Dominica, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Guyana, India, Indonesia, Irak, Irán, Jamaica, etc.

[3]-Se consideran crimen de lesa humanidad —o crimen contra la humanidad— cualquiera de las atrocidades y delitos de carácter inhumano, ​ que forman parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, cometido para aplicar las políticas de un Estado o una organización.​​​ Wikipedia

[4]– Éxodo 20:13

^[5]– Según el rabino RAB YOSEF BITTÓN “No matarás” es una traducción un poco engañosa. En castellano, como en hebreo, hay una diferencia entre matar y asesinar. Matar puede incluir el terminar con la vida de animales, mientras que “asesinar” se reduce a matar personas. Este mandamiento se debería traducir entonces como “No asesinarás”. https://www.enlacejudio.com/2016/08/29/sexto-mandamiento-mataras-asesinaras/

[6]-La Ley de Moisés dispone que la pena de muerte se imponga a las personas condenadas por los siguientes delitos: adulterio (para una mujer casada y su amante) (Levítico 20:10; Deuteronomio 22:22);​ bestialidad (Éxodo 22:18; Levítico 20:15);

blasfemia (Levítico 24:16); y por asesinato Deuteronomio 19:21.