Mario E. Fumero
Cuando un barco se hunde, automáticamente tiene que haber una causa, y las únicas dos causas por la que un barco se puede hundir es que enfrente una tormenta, para la cual no está capacitado, o que tenga un accidente que rompan y se abren agujeros en su estructura, por lo cual, el agua terminaría entrando y hundiendo la nave.
Para poder analizar la realidad nacional, compare al Estado y su gobierno como un barco que ha atrasado una dirección, pero el mismo no sólo se enfrenta a una tormenta internacional de una inflación, ocasionada por los brotes diversos de guerras en varios lugares, sino que, además, está confrontando diversos agujeros en su estructura que lo pone en el peligro el poder llegar a puerto y hundirse en el camino.
Pero la pregunta sería cuáles son los agujeros y hoyos que pueden hundir el barco de la política nacional. Uno del primero hoyo o agujeros que tienen la nave del estado es la división de muchos partidos políticos y aún dentro de los mismos partidos, pues Jesucristo afirmó que todo reino dividido no prevalece. Así que cuantos partidos políticos existan, y más se divide el voto, más débil será la democracia, por lo que tendremos gobiernos que no alcanzarán una votación que represente la mayoría simple (mitad más uno).
El segundo agujero que puede sufrir el barco del gobierno es el aumento de la pobreza, causada por el desempleo, lo cual indudablemente producirá una convulsión social qué generará violenciaa y corrupción, pues el hambre y la desigualdad sociales son caldo de cultivo para la delincuencia.
Pero quizás el agujero más grande que tiene el barco del gobierno es el endeudamiento, ya que el mismo no solamente nos hunde en una deuda que nos sumerge en la pobreza, sino que también quedamos atado a los poderes internacionales, que indirectamente pueden destruir nuestra soberanía nacional, ya que el que debe, quiéralo o no aceptar, se vuelve esclavo de acreedor.
¿Qué ocurre cuando un barco se va a hundir? Los que pueden se van a tirar al mar, aunque algunos lo harán con salvavidas, pero otros a la aventura, y cuando hablamos del Estado de Honduras como un el barco que se está hundiendo desde hace muchos años, me refiero a los miles y miles de hondureños se tiran por la borda una migración desesperada por llegar a las tierras del Norte, unos de forma legal pero la gran mayoría en caravanas sin llevar un salvavida, exponiendo sus vidas a una loca aventura desesperada para poder sobrevivir ya que en su país al estarse hundiendo el barco no encuentran cómo sobrevivir.
Es necesario que los gobiernos acepten el reto de evitar que la nave se hunda en la ingobernabilidad, la cual es originada por la ambición y la corrupción, que lentamente ha carcomido los cimientos de la democracia. Es necesario desarrollar políticas coherentes que nos permitan reparar los agujeros históricos de una política vernácula de división, odio y contienda, y así poder enfrentar las tormentas externas y los agujeros internos que ponen en peligro el futuro de toda una sociedad, que tristemente, ha sido devorada por la corrupción y el narcotráfico.
En nuestras manos está evitar que el barco llamado Honduras se hunda, el cual tiene como capitán el gobierno de turno no nos lleva por las aguas turbulentas de un mundo cada vez más complejo, violento y en constante crisis económica. Sólo hay dos alternativas para evitar que el barco que hunda en el mar de los problemas que tenemos, la unidad y la fortaleza de la democracia.


