Mario   E.  Fumero

Es triste que en una lucha política, como la que se está efectuando en este tiempos, algunos candidatos declaren que ya son vencedores, cuando en realidad la última palabra la tiene el voto secreto del pueblo. Existan aspirantes que cometan el grave error de proclamarse vencedores antes de las elecciones. Esta actitud refleja el deseo de imponer a la conciencia popular el hecho de que de no ganar, es debido a que hubo un fraude. Esta actitud lleva a una inestabilidad social  peligrosa, pues además revelar una falta de humildad en los candidatos para asumir su derrota, muestran el no estar dispuesto a aceptar el voto popular, lo que tiende a exaspera los ánimos de sus seguidores, y producir un clima de inestabilidad política.

Estas elecciones serán muy conflictivas debido a la multiplicidad de partidos políticos que van a las urnas. Este hecho, único en la historia electoral hondureña, hará que el voto estés muy dividido a la hora del escrutinio, razón por lo cual, es difícil determinar un ganador anticipadamente. Sin embargo, lo más preocupante es el hecho seguro de que ninguno de los candidatos podrá obtener una mayoría simple. Entendamos por mayoría simple el equivale a mitad mas uno. Estoy seguro que ninguno de los candidatos llegaran a este número, porque los votos estarán muy divididos, y es que entre más opciones haya, menos cantidad de voto tendrán los aspirantes, y ninguna obtendrá el 51%.

Muchos candidatos, asiendo alarde de un futurismo incierto, se proclaman ganadores desde ahora, basándose en los resultados de las encuestas. Sin embargo, debemos reconocer humildemente que las encuestas pueden ser manipuladas, compradas, distorsionadas o erradas. Proclamarse ganador por los resultado de una encuesta es inapropiado. Creerse vencedor, sin haber habido una elecciones popular, es un acto que refleja poca humildad y mucha prepotencia, pues la decisión final la dará el pueblo el día de las elecciones, y no una encuestas o un capricho del aspirante, que toma estos falsos elementos para asegurar su triunfo anticipadamente, porque repito, tal conducta sería jactanciosa y peligrosa.

Debemos luchar por lo que deseamos confiando en el triunfo, sin embargo, debemos dejar algún espacio abierto para reconocer, si pierdo, que lo hice en buena lid. Todos los aspirantes a puestos electorales deben concentrar sus esfuerzos en presentar sus planes de gobierno, y hacerlo lo más apegado a la realidad económica y social del país, sin acudir a falsas promesas ni a actos demagógico. Debemos estar dispuesto a aceptar el triunfo con humildad y de igual forma, aceptar la derrota, pensando más en el país, que en el partido o en mis deseos personales.

Honduras ha sufrido grandes divisiones ideológicas y políticas en el pasado, lo cual ha creado muchas ventanas para entrar al ruedo político. El hecho de que tengamos más de seis partidos refleja la división nacional. Aunque cada uno hala para su lado, y uno lucha por descalificar al otro, es tiempo de reconocer que de esa forma no hacemos nación, ni ayudamos al proceso electoral. Es tiempo de reflexionar y pensar que gane quien gane, lo que más nos debe de importar es salvar al país del caos y el abismo en el cual ha caído.

Defendamos nuestros derechos, pero por favor, respetemos el derecho de los demás, y asumamos esta contienda electoral con gallardía, dejando en las manos del pueblo si soy, o no soy, lo que quiero ser.

mariofumero@hotmail.com