Mario E. Fumero
1 Juan 1:7 «pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado».
En la extinta Unión Soviética, el presidente del politburó, Mijaíl Gorbachovse desarrollo una política que se conoció como la glásnost, la cual se llevó a cabo a la par que la perestroika, entre los años 1985 hasta 1991 y que dio al traste con el régimen comunista. Esta corriente establecía el sentido de la transparencia del estado en sus acciones. Ese principio básico debe regir en todos gobiernos que manejan fondos, o ejecutan acciones políticas en relación a sus electores.
La Biblia nos habla de la transparencia como fundamento de la fe, usando el término «hijo de luz» (Juan 12:36, Efesios 5:8), lo que indica que los cristianos debemos de ser transparentes en todo lo que hacemos, principalmente en la administración de nuestro recursos. También es un deber de las congregaciones administrar los bienes de la comunidad con transparencia, para que los que den, sepan cómo se usan esos recursos, y evitemos que se haga un mal uso de ellos, enriqueciendo a unos pastores listos, a costillas de los más necesitados.
La glásnost, o transparencia, debe estar presente en los matrimonios. Andar en luz es no ocultar nada, menos aquellos errores relacionado con el pasado. Debemos confesarnos de las fallas cometidas tiempo atrás, y no dejar que cosas ocultas de la vieja forma de vivir, salgan a relucir tiempo después, deteriorando la confianza. No debemos ocultar nada, porque como dice la Biblia, «nada hay oculto, que no sea manifiesto» (Mate0 10:26).