Mario E. Fumero
Éxodo 3:16 «Ve, y junta los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, me apareció, diciendo: De cierto os he visitado, y visto lo que se os hace en Egipto;»
Debemos definir el término «anciano» desde su sentido etimológico. La expresión de «anciano» se utiliza para referirse a las personas que se encuentra dentro de los parámetros de lo que hoy llamamos la «tercera edad», o se hace referencia a una población de personas mayores, que cuentan con una edad que oscilará entre los 65 y 70 años para arriba, aunque en Génesis el promedio de vida sobrepasaba los 100 años.
En la Biblia encontramos que Dios trataba a través de las personas mayores, tanto en el gobierno familiar, como en la tribu, o pueblo hebreo. En Génesis se le llamaba a los más viejos «patriarcas», los cuales eran los más ancianos de una familia. Después, en el libro del Éxodo, los judíos esclavos en Egipto eran gobernados por anciano según las tribus, siendo doce los ancianos, y cuando Moisés organizó al pueblo para liberarlo de Egipto, estableció un consejo de setentas ancianos (Éxodo 24:1,9,14), para ejercer la justicia y control sobre todos los que fueron liberado de Egipto.
El concepto oriental de ancianos, y la razón de ser tenido en estima para gobernar, era porque por su edad, envuelven madures, sabiduría y conocimiento. La edad y las experiencias enriquecían la vida de los ancianos, que eran respetados y tenidos en grande estima. Cuanto más edad tenía una persona, mayor era el respeto que se le tenía, y era una autoridad dentro de la familia, tribu o gobierno, considerándose en este caso como un patriarca. CONTINUARA

