Mario E. Fumero
1 Timoteo 5:19 “Contra un anciano no admita acusación sino con dos o tres testigo”
Nadie es infalible en la vida, todo cometemos errores, y todos tenemos el derecho de juzgar, para evitar tanto el engaño, como la manipulación. El apóstol Pablo habla de que no se debe acusar ni confrontar a un anciano sin testigos, y si el líder cometemos un error, hay que exhortarle como a padre, o sea con respeto (1 Timoteo 5:1) porque por más líder que seamos de una iglesia o grupo, no estamos exentos de errores.
Todos podemos cometer errores, y los que nos siguen, y los cuales servimos, tienen el derecho bíblico de llamarnos la atención de acuerdo a los parámetros bíblicos establecidos. Cuando Pablo menciona la palabra “ancianos”, se está refiriendo específicamente a aquellos que gobierna la iglesia, siendo un equivalente a pastores o ministros del evangelio (Hechos 14:23). Ser anciano es equivalente a ser maduro en la fe. El líder que no escuchar los reclamos de su subalterno, refleja una actitud de prepotencia, y automáticamente de se puede convertir en un déspota.
En la Biblia se relata el hecho de que el apóstol Pablo tuvo una confrontación con el apóstol Pedro debido a ciertas actitudes hipócritas de este en relación a su comportamiento con los gentiles, pues a veces mostraba un doble discurso (Gálatas 2:11-14). Si tú pastor se equivoca en lo que enseña o hace ¿Puedo llamarle la atención? Claro que sí, esto es lo correcto, y no murmurar por detrás, lo cual sí es pecado. ¿Y si el pastor por ello, me elimina de la iglesia? Entonces no tenías un pastor, sino un tirano.

