Agradezco al concilio general de las Asambleas de Dios y al Distrito Hispano del Este por este reconocimiento, lamentando no poder estar presente por encontrarme con toda la familia en Noruega, ya que son pocas las veces de que nos juntamos todos, los tes hijos con sus esposa y los 8 nietos junto a mi esposa. Gracias por tomarme en cuenta y gracias a Dios por darme la oportunidad de servirle desde mi juventud, y espero morir al pie de la lucha y con las botas puesta.