“Si nos fijamos en las Escrituras, Jesús no dijo absolutamente nada sobre la homosexualidad”, dijo Bonnie A. Perry para justificar su nombramiento como primer obispo femenino, y abiertamente lesbiana, de la diócesis de la Iglesia Episcopal de Michigan.
Vamos a ver si entendemos: El supuesto silencio de Jesucristo acerca de la homosexualidad debe ser interpretado como aprobación divina de la relación sexual entre dos personas del mismo sexo. Entonces, usando la hermenéutica de Perry, Jesús aprobó el incesto y el secuestro pues no habló de esos temas. ¡Absurdo!
Lo cierto del asunto es que Jesucristo, tratando el tema del adulterio, reafirmó el único tipo de relación sexual aprobado por Dios desde el principio, el matrimonio heterosexual: “…al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno”. (Marcos 10:6-8)
Evidentemente, el silencio del Señor acerca de la homosexualidad no constituye consentimiento para los homosexuales sino que es más evidencia de la inmutabilidad del decreto divino.
Amigos, huyan y denuncien a los que tergiversan la Escritura pues ellos “…hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error”. (2 Pedro 2:18)
Excelente. Muchas gracias