Ángel Bea
Muy a menudo se llama ministerio a lo que sólo es un “cargo”, parecido en la forma a aquel pero sin serlo; y además, muy bien remunerado. Lo que pasa es que llamarlo “ministerio” parece que le presta cierto carácter “santo” y “ungido” tanto en su origen como en su desempeño. No sería, pues, fácil examinar el caso cualesquiera que fuese, por las negativas consecuencias que acarrearían para el interesado/a. El asunto es mucho más serio de lo que parece y nos llama a la reflexión.
Las Escrituras nos advierten sobre eso, tanto por la vía de la enseñanza como por la del ejemplo de los que así lo enseñaron. Al respecto escribió el Apostol Pablo: “Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo. Ni buscamos la gloria de los hombres; ni de vosotros ni de otros…” (1Tes.2.5-6. Ver también, 1P.5.1-4)
En definitiva, es el peligro de las llamadas “tres EFES” que siempre está al acecho: la Fama, las Finanzas y las Faldas; y cuando no están las tres juntas al menos dos casi siempre son muy “amigas”: La “Fama” y las “Finanzas”. El orden da igual, donde va una va la otra; y por el camino quizás la tercera también se sume. De ahí este oportuno consejo del Apostol Pablo a su “hijo espiritual”, Timoteo que habría que tener siempre presente:
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza (…) Ocúpate de estas cosas… Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza…” (1Ti.4.12-16)
Es muy cierto y verdad lo que publicaste seguí así un abrazo grande desde Argentina debemos de tener precaución y prudencia
Muy importante e influyentes lo que publicaste seguí así un abrazo grande desde Argentina