«Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales».
Génesis 3:7
Es interesante analizar el pasaje que hemos descrito anteriormente. Siempre hemos creído que el juicio por el pecado que produjo la caída, como consecuencia de la desobediencia, fue ser echados del huerto del edén y perder la eternidad para sufrir la muerte física y espiritual, sin embargo, la desobediencia también trajo consecuencias psicológicas y emocionales, además de la separación de Dios.
Con la caída se produjo un cambio no solamente en lo natural, sino también en la actitud del hombre y mujer, lo que definimos como un “cambio emocional”. Noten: ¿No estaban desnudos desde el momento en que fueron creados? ¿Y porque ahora descubren su desnudez, y trataron de cubrirse con hojas? Algunos afirmarán que apareció la malicia, sin embargo, esto va mucho más lejos.
Con la caída, el hombre y la mujer dejaron de vivir para Dios, y dejaron de mirarse el uno al otro, para verse a sí mismo, descubriendo que estaban desnudos. ¿Qué representa la actitud de mirarnos a nosotros mismos? Es el primer paso para que aparezca en la naturaleza humana el egoísmo, porque «ego» es «YO» y “ISMO” es “centro”. En este caso, el hombre es en sí mismo el centro o la doctrina principal, desarrollando una independencia absoluta de Dios y de los demás, para dar rienda suelta a sus propios caprichos. Este egoísmo hace referencia a un amor excesivo e inmoderado que una persona tiene sobre sí misma, y le lleva desmedidamente a su propio interés creando el antropocentrismo. El egoísta no se interesa por el interés del prójimo, rige sus actos de acuerdo con su absoluta conveniencia.
COMO NACE EL EGOÍSMO
Es a partir de ahí que el hombre y la mujer dejan de girar en torno a su Creador, para girar en torno a sí mismo, naciendo el egoísmo; que a su vez engendra el orgullo, la soberbia, la vanidad, la envidia y la jactancia. Como consecuencia del egoísmo, vemos como Caín se ensañó con su hermano Abel porque tuvo celo (Génesis 4:5), pues Abel le daba a Dios lo mejor, y a Dios le agradó más la ofrenda de Abel que la de Caín. ¿Qué refleja esta actitud de Caín contra su hermano? Una envidia que produce soberbia, y nace como fruto de su egoísmo. Fue entonces que la naturaleza viciada por el egoísmo llevó a la humanidad a las guerras, y la lucha de los más fuerte o rico, sobre el más débil o pobre, y entonces la soberbia se enquisto en la raza humana.
A lo largo del A.T. vemos latente como está herencia de egoísmo produjo continuos fracasos en el pueblo de Israel, y como el amor a sí mismo, genera el deseo de poder, llevando a las civilizaciones antiguas a su extinción, porque esta actitud se fue trasmitiendo a través de los factores genéticos del pecado. Jacob acudió al engaño para robarle a su hermano Esaú su primogenitura. Los hijos de Jacob tuvieron celo de su hermano menor, José, y trataron de matarlo, y así, de forma continua los frutos procedentes de ese «ego» se transformaron en pecado, generando una cantidad de conductas que rompen la armonía y el orden entre los seres humanos, dando paso al odio, guerras, explotación, esclavitud y muchos males latentes actualmente en las sociedades modernas.
EL PUNTO DE VISTA DE LA PSICOLOGIA
La corriente moderna de psicología define desde otro punto de vista el egoísmo en los seres humanos, haciendo énfasis a que el mismo es producto de su debilidad y no de una herencia, por lo cual establece pautas para superarlo como el aprende a tener confianza en tus planes, metas, sueños y satisfacer tus necesidades de modo que puedas superar “tus errores” sin sentir miedo. Es por eso por lo que establecen pautas de una confianza en sí mismo para enfrentar los problemas de vida, y así deshacerte del miedo a perder el control, de esta forma afirman que te libras de los frutos del egoísmo sacando “el campeón que hay en ti”.
El egoísmo, según la teoría de la psicología, es una conducta humana que está impulsada por motivaciones y autointerés, o sea, por determinadas conductas propias. Existe un egoísmo ético el cual considera que las personas ayudan a las demás, buscando siempre un beneficio posterior (la ayuda representa un medio para obtener algo provechoso, lograr un objetivo). Después tenemos el egoísmo racional que señala la búsqueda del propio interés como fruto del uso de la razón, ignorando a los demás. Existen diversas perspectivas o formas de concebir el egoísmo. Puede entenderse como una actitud negativa al cien por ciento, representativa de la falta absoluta de preocupación por el bienestar ajeno, o también como una forma de buscar el bienestar propio y de esa forma hacerse respetar. Para muchos psicólogos el egoísmo regulado es beneficioso, e incluso, no se ve como una causa de conflictos, a menos que desencadene depresión o ansiedad.
Según afirma Xavier Molina[1], las personas egoístas comparten seis rasgos típicos que se pueden detectar fácilmente.
Y lo describe de la siguiente manera:
- Aprovechan la situación para salir beneficiadas.
- Son poco propensas a compartir
- Llevan al extremo el principio de reciprocidad
- Raramente se desprenden del “último ejemplar”
- Temen prestar cualquier cosa
- Aplican la ley del mínimo coste
En definitiva, las personas egoístas aplican un criterio de eficiencia a su vida social, con lo cual pueden resultar desagradables, demasiado frías y calculadoras y poco amistosas. Por suerte, todos estamos a tiempo de detectar si somos un poco egoístas y empezar a pensar de otro modo, con principios y actitudes que nos ayuden a conectar con los demás y fomentando la empatía.
Según afirma Elliot Süber “Desde el punto de vista psicológico existen mucha teoría sobre la manifestación del ego en las personas. El egoísmo psicológico es una teoría sobre la motivación que afirma que nuestros deseos últimos son auto centrados. Las críticas contra el egoísmo psicológico se pueden dividir en tres categorías:
- se dice que no es una auténtica teoría;
- que es una teoría refutada por la observación de la conducta;
- que se debería rechazar en favor de una teoría alternativa según la cual los seres humanos tienen deseos últimos tanto egoístas como altruista Se analizan estos tres tipos de crítica y se concluye que la situación del debate entre egoísmo y pluralismo motivacional es de tablas. Situación que puede encontrar alguna salida a partir de consideraciones evolucionistas. El egoísmo no merece ser considerado como hipótesis por defecto. Aunque sea en un grado pequeño, el peso de la evidencia favorece al pluralismo”[2].
Mientras la psicología establece varias teorías respecto al efecto del ego en los seres humanos, el enfoque bíblico concentra su origen en una herencia que estaba fijada en los factores genéticos de una naturaleza viciada por el pecado, y que se encuentra presente desde que el niño apenas tiene unos meses de nacido. ¿Acaso no es cierto que antes de que el niño hable y camine, ya trata de imponer su capricho, y empieza a exteriorizar un egoísmo en la relación con sus padres, y en sus primeros contactos con otros niños? ¿Cuál es una de las primeras palabras que un niño empieza a decir cuándo comienza a hablar? Por regla general es el término “mío”. Observemos muy bien la conducta de los niños durante el primer año de nacido y notaremos muchas actitudes que reflejan un egoísmo manifestado en capricho, manipulación y rabietas.
Uno de los puntos clave de los psicólogos, y en lo cual están de acuerdo casi todos, es que los seres humanos son egoístas por naturaleza, ya que el egoísmo surgió de una necesidad de supervivencia. Sin embargo, la compasión también nació por el mismo motivo. Al fin y al cabo, los seres humanos, como especie única, probablemente no hubiéramos sobrevivido sin nuestra capacidad para formar una sociedad y aprender a convivir con nuestro egoísmo.
EL PUNTO DE VISTA BIBLICO
La ciencia ha determinado que a través de la herencia genética (ADN) recibimos las características de nuestros primogenitores, no solamente en los rasgos físicos, sino también en las áreas psicoemocionales, conocido como temperamento, y junto a ello, otros muchos factores vinculados a la personalidad.
No vamos a entrar en una discusión sobre ¿qué era el fruto?, ni cómo llegó allí Satanás[3], sino que el mismo era un condicionante para probar en ambos su actitud de sujeción a Dios, considerando que, al darle el Creador su imagen (Génesis 1:27), les había otorgado libre albedrío, lo cual les hacía soberano en cuanto a elegir su destino. De ellos podían obedecer o desobedecer, escoger entre el bien y el mal.
¿QUÉ ES EL LIBRO ALBEDRIO?
Es bueno analizar entre, ser títere, un robot, o una persona. El títere, o marioneta, es un muñeco que tiene la forma de una persona, pero se maneja a través de unas cuerdas o en las manos de alguien que lo mueva según su capricho. El títere o marioneta, en un sentido amplio, puede referirse a cualquier objeto que cumpla estos requisitos bien determinados: “Que sea movido con un objetivo”. El robot, es un objeto semejante a un ser humano, que es creado por el hombre para realizar una determinada función, siendo una entidad virtual o mecánica con inteligencia artificial. En la práctica, es un sistema electromecánico que normalmente es conducido por un programa de computadora, o por un circuito eléctrico, y funciona según el creador lo ha programado.
Hoy día la inteligencia artificial ha superado en algunos aspectos al ser humano, sin embargo, una inteligencia artificial depende siempre de una inteligencia superior. Cuando pensamos en ¿Qué somos? y analizamos la compleja naturaleza humana, no cabe la menor duda que fuimos creado por un ser poderoso, y al hacerlo, nos dio la capacidad de programarnos, para bien o para mal, dotándonos de una inteligencia divina y una conciencia autónoma, por lo que no somos ni un títere manejado por Dios a su capricho, ni un robot programado por el creador para un fin específico. Esta característica es lo denominamos libre albedrío.
Desde el momento de la caída, toda la raza humana, a través de los siglos, manifestó en su naturaleza psico-emocional el espíritu de rebeldía, que es en sí, ir siempre contra el orden establecido. Junto a esta característica apareció en la conducta humana el egoísmo, ya que dejaron de girar en torno a su creador, para convertirse ellos mismos en el centro de la creación. Esto convirtió al hombre, creado para vivir sirviendo a Dios, en un ser convertido en el centro de la creación, optando por vivir conforme a sus propios deseos y caprichos, naciendo el antropocentrismo[4].
¿QUÉ ES EL ANTROPOCENTRISMO?
Es una doctrina que nace como fruto del egoísmo, y que en el plano de la epistemología sitúa al ser humano como el centro de todas las cosas, mostrando una rebelión al orden establecido por Dios en el decálogo, y actuando con conciencia y rebeldía a todo lo que es legal y natural, a tal grado, que alteran conceptos viológicos y físicos para dar paso a su soberbia, característica profética que prevalecería en los últimos tiempos (2 Tim 3:2), convirtiéndose el hombre en un dios (2 Ts 2:4). Este egoísmo extremo produce una soberbia que le impide entender lo natural, para dar paso a todo lo que va contra la misma naturaleza, un ejemplo lo tenemos en la filosofía del género, en donde se inventa una serie de sexos que no existen biológicamente[5], para convertir lo natural, en contranatural, y sustituir los valores tradicionales por valores contrarios a lo lógico, biológico e histórico. Esto ha llegado al extremo de imponerse por ley, dando origen al sexo neutro, y tratan justificar la ideología del género, pero el gran científico Francis Collins[6] afirmó que “en el genoma humano no se encontró el “gen gay”. La determinación de la orientación sexual no viene incrustada en el ADN”.
Cuando San Pablo se refiere en el texto que dice; «Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí» (Romanos 7:20) está definiendo su herencia pecaminosa, la cual lo lleva cautivo para actuar de forma involuntaria a hacer cosas que conscientemente él sabe que no debería hacer, pero en su cuerpo mortal mora la ley del pecado.
¿Qué es esta ley? Pues simplemente se manifiesta por medio del egoísmo que produce rebeldía, y nos arrastra inconscientemente a hacer todo lo contrario al orden establecido. Es por ello por lo que posteriormente Pablo habla de llevar todos tus pensamientos cautivos a la obediencia de Cristo (2 Cor 10:5), y declara que para poder vencer el pecado que mora en sus miembros, que es la soberbia, prepotencia, altanería y rebeldía, debe llevar su “ego” o “yo” para ser crucificado, declarando que esa crucifixión consiste en someter su «yo» al Señorío de Jesucristo (Gl 2;20), pero ¿Entendemos que significa el Señorío de Cristo? Simplemente da a entender que el Señor te ceñirá y te llevará a donde él quiera, y no donde tu deseas (Juan 21:18) siendo este el deseo de Dios.
EL EGOISMO DESENCADENA LA SOBERBIA
El punto extremo que desencadena el egoísmo se encuentra en la actitud de soberbia la cual adoptan ciertas personas a la hora de ser señalados, corregidos o exhortados por otros. La Biblia es explícita con relación a los egoístas que actúan de forma soberbia, y afirma: «…Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» Stg 4:6. Si hay algo que desencadena el juicio de Dios sobre los hijos de los hombres en todo el quehacer bíblico es la soberbia, la cual tristemente está ligada a la naturaleza egoísta del hombre. Dice Proverbio 16:19 «Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios» y en la ley, el juicio al soberbio iba más lejos todavía al declarar en Número 15:30 «Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo…».
Frente a toda esta realidad, tenemos la capacidad bíblica para detectar el grado de egoísmo y soberbia existente en aquellos que forman parte del liderato de la iglesia del Señor. No podemos obviar que en la política, el egoísmo y la soberbia ha generado la corrupción, pero en este campo nada podemos hacer, porque si no hay un cambio de corazón, difícilmente podrá haber un cambio de actitud, sin embargo, es inaceptable e intolerable que dentro de la iglesia del Señor puedan existir cristianos y líderes que no se hayan despojado de esa herencia pecaminosa llamada egoísmo, para vivir conforme a los postulados proclamados por Nuestro Señor Jesucristo, los cuales deben ser evidente, porque somos cartas escritas no con tinta, sino con el poder del espíritu Santo (2 Co 3:2-3).
Donde haya riqueza, ambición, injusticia e indiferencia al dolor humano, allí difícilmente puede estar Dios, porque donde reina el Señor, predomina el amor (1 Jn 3:17, 4:7 ) y nadie es más que nadie, porque todos somos un cuerpo (1 Co 12:25,27 ), formando una familia (Gl 6:10 ), y según los principios bíblico, la abundancia de uno, debe suplir la escasez de otro, para que haya igualdad dentro de la iglesia (2 Co 8:14) ), como dijo el Señor, el que quiera ser el más grande entre vosotros, sea el siervo o servidor de los demás ( Mt 23:11 ). Si estas verdades no se viven, nuestra fe es vana y nuestro cristianismo es fatuo.
[1] – https://psicologiaymente.com/personalidad/personas-egoistas-rasgos
[2] “El egoísmo psicológico” de Elliot Süber, Profesor Universidad de Wisconsin-Madison- https://www.ersilias.com/wp-content/uploads/El-egoismo-psicologico-Elliot-Sober.pdf
[3] – sobre este tema tengo publicado un libro llamado “DEMONOLOGIA” y el cual lo puede encontrar en: https://contralaapostasia.com/2012/01/24/demonologia-primera-parte-libro/
[4] – Se denomina antropocentrismo a la teoría de la filosofía que ubica al ser humano como en el centro de todo. Esta corriente sostiene que los intereses de los hombres requieren más atención que todas las demás cuestiones. Muchas veces se entiende esta doctrina como una oposición al teocentrismo, que coloca a Dios como medida de todo. En el Renacimiento, el antropocentrismo logró imponerse sobre el teocentrismo que reinaba en la Edad Media. https://definicion.de/antropocentrismo/
[5]–1. Heterosexualidad: Es la orientación sexual definida por la atracción hacia personas del sexo contrario, exclusivamente. Se trata posiblemente la clase de orientación sexual más común.
2. Homosexualidad: Caracterizada por la atracción sexual dirigida exclusivamente hacia personas del mismo sexo. Popularmente se conoce a los hombres homosexuales como gais, mientras que las mujeres son lesbianas.
3.- Bisexualidad: Atracción sexual hacia personas del mismo sexo y del sexo contrario, aunque no necesariamente con la misma frecuencia o intensidad en uno u otro caso.
4.-Pansexualidad: Atracción sexual hacia algunas personas, independientemente de su sexo biológico o identidad de género. La diferencia entre la pansexualidad y la bisexualidad es que en el segundo caso la atracción sexual se sigue experimentando a través de las categorías de género, mientras que en la pansexualidad no ocurre esto. Para saber más puedes leer el artículo sobre esta orientación sexual.
5.-Demisexualidad: La demisexualidad se describe como la aparición de atracción sexual solo en algunos casos en los que previamente se ha establecido un fuerte vínculo emocional o íntimo.
6.-Lithsexualidad: Las personas con este tipo de orientación sexual experimentan atracción hacia otras personas, pero no sienten la necesidad de ser correspondidas.
7.-Autosexualidad: En la autosexualidad, la atracción se experimenta hacia uno mismo, sin que esto tenga que ser sinónimo de narcisismo. Puede entenderse como una forma de alimentar afecto o amor propio.
8.-Antrosexualidad: Este concepto sirve para que puedan identificarse con él las personas que experimentan su sexualidad sin saber en qué categoría identificarse y/o sin sentir la necesidad de clasificarse en ninguna de ellas.
9.-Polisexualidad: En este tipo de orientación sexual se siente atracción hacia varios grupos de personas con identidades de género concretas. Según el criterio utilizado para clasificar, puede entenderse que la polisexualidad se solapa con otras orientaciones sexuales como por ejemplo la pansexualidad.
10.-Asexualidad: La asexualidad sirve para poner nombre a la falta de atracción sexual. Muchas veces se considera que no forma parte de la diversidad de orientaciones sexuales, al ser su negación.
[6] – Francis S. Collins es un genetista estadounidense, conocido por sus descubrimientos de genes causantes de enfermedades y por haber dirigido el Proyecto Genoma Humano durante nueve años. Fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias en el 2001.