Los Países Bajos, uno de los países más liberales del mundo, está en crisis con sus propios conceptos. El país legalizó la eutanasia, el aborto, las drogas, el «matrimonio» entre homosexuales y la prostitución reconoce que esta posición no ha mejorado el país. A diferencia: aumentaron sus problemas.
En un artículo publicado en la revista Veja 05 de marzo, en virtud de los cambios en el título de la ventana, el periodista Thomaz Favaro señala que desde que se legalizó la prostitución y las drogas, todo cambió en De Wallen, el famoso barrio de Ámsterdam, la capital holandesa, donde Se aceptó la tolerancia. «De Wallen La región sumida en un proceso de este tipo de degradación y la delincuencia que el gobierno de la ciudad ha decidido poner fin.
Desde principios de este año, fueron revocadas las licencias de algunos de los burdeles más famosos de la ciudad. Los cafés ya no pueden vender alcohol o las setas alucinógenas, y un proyecto de ley pendiente en el Parlamento pretende prohibir que operen dentro de los 200 metros de escuelas.
A un costo de € 25 millones, el gobierno de la ciudad compró la propiedad que albergaba burdeles dieciocho años. Los edificios han sido renovados, y ahora exhibe galerías de arte de acogida, estudios de diseño y tiendas de artículos de lujo. El artículo también señala que la legalización de la prostitución en los Países Bajos se ha traducido «en la explosión en el número de burdeles y de la mayor demanda de prostitutas.» En los primeros tres años de la legalización de la prostitución, el aumento de 260% en el tráfico de mujeres en el país.
¿Y la legalización de la marihuana? «El objetivo de la despenalización de la marihuana era reducir el consumo de drogas duras. Suponiendo que con la compra abierta no era necesario el distribuidor, que por lo general ofrece otras drogas. ( … ) El problema es que Ámsterdam, con sus cafés, atrae «turistas de la droga» dispuestos a consumir todo, no sólo la marihuana. Eso hizo proliferar el narcotráfico en las calles del barrio bohemio. El precio de la cocaína, la heroína y el éxtasis en la capital holandesa se encuentra entre las más bajas de Europa, dice cuestión de Vista.
El criminólogo holandés Dirk Korf , Universidad de Ámsterdam, dijo : «Hoy en día, la población no está contenta con estas medidas liberales, porque crearon una expectativa ingenua de que la legalización mantendría las pandillas fuera de estas actividades. Las encuestas revelan que el 67 % de la población holandesa se encuentra ahora en favor de medidas más estrictas. Y sin embargo hay gente que sostiene que nuestro país debe legalizar la marihuana, el aborto, la prostitución, etc., citando a los Países Bajos y otros países como un ejemplo de la «modernidad».
Tomemos el caso de Suiza. Favaro dice: «La experiencia holandesa no es único en Europa. Zurich, Suiza, también tuvo que ir hacia atrás en la tolerancia a las drogas y la prostitución. El barrio Langstrasse, donde las autoridades toleran burdeles y el consumo de drogas abierto, se había convertido en el territorio bajo el control de la delincuencia organizada. La ciudad prohíbe el uso público de las drogas, la prostitución ha impuesto normas más estrictas y comprado los edificios de los burdeles, convirtiéndolos en viviendas para estudiantes. La reforma atrajo teatros y bares de moda a la vecindad».
¿Y Dinamarca? «En Copenhague, las autoridades cerraron el cerco a Christiania, el barrio ocupado por una comunidad alternativa desde 1971. La venta de marihuana fue tomada en ferias al aire libre y tolerado por los residentes y las autoridades, hasta que, en 2003, la policía comenzó a tomar medidas enérgicas contra el tráfico de drogas en el barrio. En todas estas ciudades, la tolerancia de las drogas y el crimen organizado perdieron el aura de modernidad».