Mario E. Fumero
Cuando leemos los periódicos y revista, y miramos los pronósticos científicos sobre el futuro del planeta tierra, sentimos que estamos entrando a las eras apocalípticas que nos relata la Biblia en Mateo capítulo 24. Tal parece que el pesimismo se ha adueñado de los científicos que estudian a fondo el cambio climático que está sufriendo el planeta tierra.
Hemos leído en este diario y en los informes de expertos en la materia que a partir del año 2022 nos enfrentamos en Honduras a una terrible escasez de agua y alimentos. Además, se estima que en este tiempo los escases de los derivados del petróleo alcanzara situaciones muy negativas, al dejar de tenerse un producto no renovable y en proceso de extinción. Por otro lado, el efecto invernadero y las continuas explosiones solares anuncian el aumento de la temperatura hasta 8 agrados centígrados, por lo que mucho desfallecerán del calor que se avecina, acompañado de inundaciones debido a que los polos helados de los glaciares se derretirán y sumergirán bajos las aguas muchas ciudades situadas en los márgenes del mar y que algunas, como Ámsterdam, existen bajo el nivel del mar.
Es evidente que estamos en una etapa de descontrol climático que altera las estaciones del año, mientras que en una parte del planeta hay una terrible sequía, en otra aparecen lluvias torrenciales que lo inundan todo destruyendo cosechas. Actualmente vemos como las temperaturas de muchas ciudades han sufrido un serio cambio. Por ejemplo, ciudades como Siguatepeque y Tegucigalpa, que gozaban de un clima frio en invierno, ahora están sufriendo el azote del calor, y su temperatura promedio esta sobre 3 y 4 grado de lo normal en el pasado.
En muchos países los escases de agua se hace notario, y aunque tienen agua suficiente, la contaminación está obligando a que se tenga que comprar en botella, por lo que, en algunos países, como en España, es más cara una botella de agua que un refresco. Estamos a la puerta de una crisis ecológica que posiblemente genere violencia y hambre a nivel mundial.
Y qué decir de la energía. Es inevitable que se busquen alternativas a la necesidad imperiosa de la electricidad por carburantes, la cual mueve todo nuestro mundo. Cada vez es más escaso los recursos hídricos pues menguan los ríos y la producción de combustible se va reduciendo. Se acude a buscar soluciones renovables, pero las mismas son costosa, como la solar y eólica, y en algunos países se está pensando en regresar a la fuente de energía producida por las plantas nucleares.
¿Qué nos depara el futuro? Un clima alterado, más calor, más hambre, más escases, más violencia, y todo ello anunciado por los científicos que sin creen en Dios, ni en la Biblia, proclaman el cumplimiento de Lucas 21:25-26 que anuncia expectación y angustia en la gente por las cosas que sobrevendrían a la humanidad. Es por ello que debemos prepararnos para afrontar la crisis que ya está a las puertas, y prepararnos, como dice la Palabra, para afrontar el apocalipsis que se avecina sobre el planeta.
En medio de todo, gloria a Dios que él está al control y cuida de su pueblo. Los científicos incrédulos estarán dando coces contra el aguijón hasta que el Señor en su misericordia y fidelidad les conceda el arrepentimiento y la fe.