Mario E. Fumero

El terrible maremoto que azotó a los países asiáticos del pacifico, produciendo una catástrofe única en su historia, después de la bomba atómica en Nagasaki e Hiroshima que fue de origen humano, ha dejado impactado a todo el mundo. Vimos como una inmensa ola arrastro ciudades, villas y poblados en un basto territorio del sur de Asia, pereciendo mas de 160,000 personas. Son incalculable todavía las consecuencias de este fenómeno, llamado tsunami, y más conocido como “maremoto”.

          A partir de este acontecimiento, se baraja la teoría de que la tierra sufrió una alteración en su eje, hecho que deberá ser verificado por los científicos en los próximos meses. Algunos ven en este acontecimiento una de las premoniciones proféticas dadas en la Biblia, en donde se anunciaba en Mateo 24 que habría terremotos y calamidades en diferentes lugares. La gente vive expectante y temerosa de las cosas que podrían ocurrir, porque fenómenos como este puede acontecer en cualquier parte del mundo, principalmente en aquellas zonas en donde haya falla geológicas o fenómenos telúricos. El hombre se siente impotente, con toda su tecnología, para enfrentarse a la naturaleza, pero ¿Y qué de los animales?

          Es curioso ver que mientras el hombre racional no es capaz de detectar los peligros que le rodean, máxime con el extremo abuso que esta haciendo de los recursos naturales, los animales posean la capacidad de detectar estos fenómenos y actuar a tiempo. Se ha comprobado que antes del sismo y el posterior maremoto, (unos 5 minutos antes) los elefantes que estaban en la costa y demás islas se lanzaron precipitadamente hacia el interior, rompiendo las cadenas que los sujetaban. Sus dueños fueron detrás de ellos, porque estos son los medios de transporte en algunas zonas, y gracias a ello, pudieron salvar sus vidas. Además, otros animales unos minutos antes del desastre, emprendieron una veloz huida hacia las zonas del interior más altas, como presagiando el desastre que venia. Unos supervivientes contaron que 10 minutos antes del oleaje, sus animales emprendieron la huida hacia las partes altas despavoridos, como asustados. Minutos después la desgracia azotó toda esa zona.

          En la búsqueda de cadáveres, en todo el vasto territorio, tanto del continente asiático como de las islas adyacentes, no se hallo un tan solo animal muerto, como ocurre en otros fenómenos naturales, tales como tifones, ciclones y temblores. Lo que ha dejado asombrado a los científicos y expertos en la materia. ¿Es que los animales poseen un sentido o un oído especiales para detectar el acercamiento de la marea causada por tsunami? Existen en la naturaleza muchos misterios que todavía el hombre no puede explicar. Todo ello es muestra de la maravilla de Dios, pues a los que le falta inteligencia, les dio un instinto especial para poder sobrevivir en medio de la adversidad.

          No existe un lugar seguro debajo del sol para poder evitar los fenómenos naturales. Cuanto más deterioremos el ecosistema, más grandes serán las calamidades naturales que nos azotarán. Si fuese cierto que la tierra se altero de su eje, estaremos entrando a una época en donde el clima sufrirá grandes cambios, los polos se irán derritiendo y cubrirán muchas zonas de mis planetas, y veremos toda clase de fenómenos, tal como esta ocurriendo hoy día. Todo esto revela que las profecías se cumplen, y no es Dios el culpable de todas estas desgracias, sino la misma mano del hombre, el cual esta abusando desmedidamente de la creación, deteriorando el aire, el mar, las aguas y la misma civilización, porque todo el daño que le hacemos a la creación, tarde o temprano nos pasa factura. Espero que aprendamos de los animales y podamos discernir los peligros que nos rodean con la destrucción de los bosques y la contaminación de los ríos, y estemos siempre alerta para poder escapar cuando algún mal azote nuestras regiones, porque lo ocurrido en Asia es solo una muestra de los fenómenos que se avecinan, principalmente en aquellos que residen en zonas catalogadas de riesgos por fenómenos causado por la mano del hombre o de origen sísmicos o de inundaciones.