Ángel Bea

¿Y eso qué significa? Que Dios nos ama a los seres humanos…
1.- Sin hacer acepción de personas (Hech.10.34; Ro.2.11)
2.- Sin importar la edad (Hch.2.17)
3.- Sin importar la condición ni posición social (Hch.2.18)
4.- Sin importar sexo (Hch.2.17-18)
5.- Sin importar raza o color de piel (Hch.17.26-28)
6.- Sin importar nacionalidad (Ap.5.9-10)
7.- Sin importar las lenguas/idiomas diferentes (Hch.2.5-12; Apc.5.9)
8.- Sin importar nuestra condición caída y lo que hayamos hecho (Ro.3.22-23; 5.12)
SIN EMBARGO, que Dios nos ame incondicionalmente -en el sentido expuesto- no significa que por eso seremos salvados automáticamente sin que medien ALGUNAS CONDICIONES. Pero una vez que se dan esas condiciones podemos disfrutar de ese inconmensurable amor de Dios, pero no antes. Las Escrituras son claras en este punto y es bueno que lo resaltemos para no incurrir en error, ni tampoco hacer tropezar a alguno respecto de este tema. Tales condiciones, son:
1.- Reconocimiento de nuestra condición pecadora y arrepentimiento de nuestros pecados (Hch.2.38-39; 17.30-31; 20.21)
2.- Fe en la persona de Jesucristo expresada por un reconocimiento, una entrega y obediencia a Él como el Señor, Salvador y Maestro de nuestras vidas, por quien recibimos el conocimiento de Dios el Padre y la vida eterna (J.1.18; 3.16; 5.24; 6.68-69)
Según el mensaje del Evangelio, tanto en palabras de Jesús como de los apóstoles, no hay posibilidad de disfrutar del amor de Dios, a menos que cumplamos con esas condiciones. No hay otro mensaje, como tampoco hay “otro nombre dado bajo el cielo a los hombres en el cual podamos ser salvos”: Jesús el Hijo de Dios (Hch.4.12).
Aún aquellos que nunca han oído el evangelio, si quieren disfrutar en alguna medida del amor de Dios, es necesario que, atendiendo a los medios de gracia por los cuales Dios se da a conocer -también en cierta medida- respondan a los estímulos de la gracia de Dios expresando una actitud humilde de agradecimiento al Creador, y una vida acorde con la justicia y las buenas obras (Hch.10.34-35; 17.26-28; Ro.1.19-21; 2.4,6-7, 10, 14-15). De otra manera, aunque «Dios es amor» y él ama a su creación, la Biblia declara que él no se complace en las vidas torcidas de los hombres los cuales, de no cumplirse las condiciones por él expuestas, se perderán irremisiblemente por la eternidad.
Pero en este último punto mencionado, es temerario ir más allá de nuestro limitadísimo conocimiento. Por lo cual es mejor dejar a la soberana, justa y misericordiosa acción divina, todo juicio. Juicio que no nos corresponde a nosotros hacer.
En todo caso, solo nos atenemos al hecho de que la Biblia nos muestra que Jesucristo es la total y absoluta respuesta; y las condiciones expuestas anteriormente están asociadas a él de forma inseparable.