¿CUÁNTO DEBE CONOCER EL PECADOR PARA SER SALVO?

(Ángel Bea)

El hecho de que nosotros podamos explicar en detalle (siempre con limitaciones) lo que es el nuevo nacimiento espiritual, no quiere decir que otros que ni siquiera han oído del mismo, no puedan experimentarlo. Es improcedente preguntar a alguien: «¿Usted ha nacido de nuevo?», cuando esa persona ni siquiera ha leído los evangelios. A veces se exige un conocimiento previo a la experiencia de la salvación, más allá de lo que la misma Biblia nos enseña. Pero, si bien es cierto que hay personas que necesitan respuestas a sus preguntas y una exposición más o menos detallada de la fe cristiana (1P.3.15) otras, en cambio (la mayoría, tal vez) solo necesitan oír de forma breve la historia del Salvador y su excelso Nombre para que, en medio de su gran necesidad sentida, le invoquen. Al menos en la Palabra, y en principio, no se necesita más para ser salvo: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» (Hch.2.21; Ro.10.13).

De otra forma, ni el ladrón en la cruz, ni la mujer que lavó los pies de Jesús con sus lágrimas, ni los que invocan el nombre del Señor en la cama de un hospital y antes de expirar, ni tantos otros que recibieron la mayor bendición del Señor la hubieran recibido, al no conocer la doctrina del nuevo nacimiento, la justificación por la fe, ni ninguna otra doctrina que nosotros presumimos conocer tan bien (si es que las conocemos y las hemos experimentado)

Por tanto exigir más para la salvación de las personas de lo que exige Dios mismo, es colocarnos por encima de sus propias demandas y jugar a ser Dios; lo cual es altamente peligroso. Por otra parte, nunca hemos de olvidar aquello que dijo el Apóstol Pablo:

«Lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres» (1Co.1.25). Eso, en palabras de aquel centurión romano, querría decir:

«Mas di la palabra y mi siervo sanará» (Mt.8.8). «Di la palabra» y será suficiente; mientras se puede dar un discurso de muchas palabras; correctas todas ellas, pero sin la comprensión, la compasión, el poder y, por tanto, la eficacia de aquella «palabra» breve, pero poderosa para cumplir el propósito por el cual fue dada.

¡Ay de nosotros, tan llenos de conocimiento bíblico y sin embargo, a veces tan alejados de esa compasión y eficacia divinas, al creernos más sabios y mejores que Dios!

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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