Mario E. Fumero
Dios nos ha permitido poder compartir nuestro ministerio de literatura con los líderes y pastores cubanos. Ellos están tan agradecidos de recibir este material, que de forma continua expresan gratitud. Muchos libros han sido de bendición en un país donde pese a las limitaciones y dificultades, causadas en parte por el bloqueo y la crisis económica mundial, circulan de uno a otros todo escrito con gran interés. A diario recibo cartas pidiendo material o comentando temáticas.
Entre ellas figura la de un pastor que al escribirme comentó su punto de vista con relación a algunos temas, y me pedía una opinión. Él quería que su carta se publicara y aquí transcribo parte del contenido: “Estimado hermano, tus libros me han edificado mucho, y me han ayudado en mi ministerio, pero surgen muchas dudas sobre algunos temas que están de moda. Yo quisiera tener criterio autorizado de lo siguiente:
- La Sanidad Divina. Algunos afirman que es pecado estar enfermo y que Dios tiene siempre que sanar.
- Sobre la prosperidad, ¿Es pecado ser pobre? ¿Es solo prosperidad tener un auto, un avión, un yate etc.?
Personalmente creo que se han levantado muchos predicadores de esta verdad pero siempre ocurre que muchos sólo buscan sacarle partido al asunto. Les puedo afirmar que muchos de los principales promotores de este mensaje me han escrito, y no lo han hecho generosamente, pues después de un sermón con promesas de que Dios me prosperará, pasan sin escrúpulos a decirme que siembre en su ministerio y recibiré el 100 por 1.
¿No saben estos hermanos de la situación de Cuba, Haití y otros países del área? Lo triste es que muchos se llaman a sí mismo “la buena tierra” y piden que siembren en ellos porque “solo así se recoge”. Pero ellos no son sembradores.
Es lamentable que mientras ministerios falsos están haciendo esfuerzos por penetrar con su maléfica doctrina en nuestros países, no escatimando recursos; los que se consideran de verdad siervos no envían casi nunca nada de ayuda, tan solo promesas de prosperidad, pues dicen que si tú les das a ellos, prosperarás y olvidan el texto de Hechos 20:35.
Con cariños y aprecio
José G de la Rosa Solórzano
Iglesia Asambleas de Dios
Majibacoa, 77400 Las Tunas, Cuba.”
Nuestro mundo está lleno de oportunistas, malos obreros y falsos maestros que “por avaricia harán mercadería de vosotros” (2 Pd. 2:3) y tomarán el mensaje para obtener de la gente ganancias de forma deshonesta. Esto no es algo nuevo, siempre han existido estos tipos de pastores y maestros, y es debido a ello que tenemos advertencias y enseñanzas claras en la Palabra (1 Pd. 5:2, 1 Ti. 6:6-10).
¿De dónde viene la teología de la prosperidad? De los países ricos, donde la ambición lleva a los que tienen mucho a desear tener más. ¿Qué ocurre en los países pobres? Que los desniveles sociales se hacen cada vez más grandes. Las riquezas de unos producen la pobreza de otros. ¿Cómo se puede ser rico rápidamente? La riqueza justa y sana no es una meta que se obtiene a corto plazo. Todo enriquecimiento rápido lleva consigo engaño, corrupción, explotación, fraude y manipulación. La riqueza bien obtenida es el producto del esfuerzo y el trabajo y para esto se requiere tiempo.
Es cierto que muchos predicadores, de la noche a la mañana, tienen autos de lujos, aviones y mansiones, pero pregunto ¿Esa riqueza es justa o injusta?
Es cierto que debemos hacernos amigos de las riquezas injusta, como dice la Biblia (Lc. 16:9) pero esto se refiere a la acción de aceptar la ayuda de personas inconversas para engrandecer el reino de Dios y no para mi propio beneficio. Un ejemplo de ello lo tenemos en la historia de Nehemías, el cual obtuvo la gracia del rey Artajerjes que le concedió los recursos para reedificar los muros de Jerusalén, que estaban destruidos, y hasta le ofreció tropas para que le llevaran los materiales (Neh. cap. 1-3). El análisis de esta teología mal intencionada y manipulativa debe confrontarse con las enseñanzas bíblicas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Los conceptos esgrimidos respecto a la prosperidad y salud son completamente errados, y hasta cierto punto heréticos si lo sopesamos a la luz de las enseñanzas bíblicas. Deseo comenzar este enfoque profundizando en algunos conceptos básicos de lo que el significa el tener riqueza, y los peligros que ocasiona la prosperidad.