Mario E. Fumero
Analizamos en el artículo anterior, las leyes y medidas adoptadas por algunos países para negar lo que biológicamente no es normal. En este artículo voy a analizar las consecuencias que ha traído para algunos países el hecho de que se legisle tanto a favor de los movimientos LGTB, que se ha anulado las libertades de los que no piensan igual, razón por lo cual están siendo perseguidos, encarcelados y multados al disentir de esta ideología, y lo peor de todo, están tratando de imponer por la fuerza a los niños, sin respetar el derecho de los padres sobre la educación sexual de sus hijos.
La persecución y hostigamiento a los que no están de acuerdo con esta ideología se viene dando desde el año 2001. Fue en esta fecha cuando apareció el caso de Ake Green pastor pentecostal, que es uno de los muchos episodios que se vienen registrando por la dictadura del género. El pastor Green fue condenado a un mes de cárcel en Suecia por haber descrito la homosexualidad en su sermón como: “anormal, y un horrible tumor canceroso en el cuerpo de la sociedad”, y pese a que no se insultaba a las personas por la atracción al mismo sexo, Green fue acusado tras su sermón y en enero del 2001 condenado a un mes de cárcel según una antigua ley contra la “invitación a la violencia». Básicamente, su sermón consistía en citar lo que la Biblia dice sobre la homosexualidad, en 1 Corintios 6,9 que afirma que: “los homosexuales no heredarán el Reino de Dios».
En octubre de 2001, fue multado el pastor inglés Harry Hammond con $550.00 dólares, más otros $725.00 en gastos legales, porque se le acusó de incitar a la violencia y alterar la paz, por el simple hecho de ir por la calle con un cartel pidiendo a los homosexuales que se arrepintiesen, esto enfureció a una banda de homosexuales que le golpearon, pero ellos nunca fueron juzgados.
Tenemos el caso del obispo anglicano Peter Forster, en Chester, Gran Bretaña, el cual expresó en su sermón que “algunas personas que son primariamente homosexuales, pueden reorientarse ellas mismas», por lo que fue denunciado e investigado formalmente por la policía, bajo la legislación de “crímenes de odio” y reprendido por la justicia local (The Telegraph, 11/10/03).
En Canadá, el dueño de una imprenta llamada Scott Brockie, se negó en 1999 a imprimir unos sobres y logotipos para “Canadian Lesbian and Gays Archives” argumentando que esta entidad estaba fomentando el estilo de vida gay y que eso iba contra sus principios religiosos. Esta entidad incluso publicaba materiales sobre pederastia como el ensayo “Men Loving Boys Loving Men», sin embargo, la Corte de Justicia de Ontario dictaminó que Brockie podía negarse a imprimir folletos con textos de promoción homosexual, pero no podía negarse a imprimir logotipos, sobres o tarjetas sin textos, y se le ordenó imprimir este materiales, y además, debía pagar una multa de $5,000.00 dólares, sumándose a la misma los $40,000.00 dólares que tuvo que gastar en su defensa legal.
De todos los hechos denunciados por la ideología del género hacia aquellos que no piensan como ellos, el único revés que sufrieron fue cuando la pastelería de Jack Phillips (2017), en Colorado, se negó a hacer un pastel de boda para una pareja gay, debido a sus convicciones evangélica, por lo cual fue denunciado y llevado a la corte, en donde libró una larga batalla legal que ganó, con el respaldo de la Corte Suprema de Estados Unidos, que fallo por siete votos contra dos, lo cual fue motivo de victoria, aunque no siempre ocurre lo mismo.
Tenemos el caso de dos ministros cristianos en Coeur d’Alene, estado de Idaho (Estados Unidos), que pudieron enfrentar un castigo legal o ser forzados a vender su capilla matrimonial de casi 100 años, si se negaban a realizar ceremonias de «matrimonio» homosexual. «Muchos han negado que los pastores serían alguna vez obligados a realizar ceremonias que son completamente opuestas a su fe, pero eso es lo que está sucediendo aquí, y ha sucedido así muy rápido», dijo Jeremy Tedesco, consejero legal del principal grupo defensor de la libertad religiosa llamado “Alliance Defending Freedom”.
Así que todo este panorama nos muestra los tiempos difíciles que se avecinan, y hacen realidad aquellas palabras del Apóstol San Pablo cuando escribió en 2 Timoteo 3:1-3 “… que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno”, el Señor nos ayude. CONTINUARÁ
Unidos Contra la Apostasía 
Buenas noches.
Agradecería saber cómo podemos comprar su libro ENFRENTANDO LA DICTADURA DEL GÉNERO.