Mario E. Fumero

Los deseos sexuales, tanto de los heterosexuales como de los homosexuales, se definen dentro del concepto psicológico como un “gustos o atracción”. Como los gustos son sensaciones personales, estos se pueden manifestar en diferentes formas y aspectos, y sería bueno, para no cometer errores de conducta y apreciación que debemos analizar según el sentido etimológico de las palabras, para entender el “gusto” en relación a una ideología sexual.
Empecemos por el término “gusto” el cual está relacionado con el sabor o el sentir hacia algo o alguien. Según las definiciones del diccionario se entiende como “gusto” la predilección, inclinación, vocación e interés de un individuo hacia algo o alguien. Ejemplos: “Tiene gusto por la pintura”, “la comida tiene buen gusto” “me gusta aquella chica” etc. El gusto es asimismo la capacidad de saber elegir algo por su valor o belleza, como: “mi hermana tiene un buen gusto para vestir”.
Por otro lado, se usa el término gusto para designar la atracción física que se siente hacia una persona, ejemplo: “Mi prima le gusta su compañero de trabajo”. Es en este aspecto en que la atracción sexual es un gusto que se enfoca en diversas dimensiones, por ejemplo, a uno le gustan las mujeres siendo hombre y a otro siendo hombre le gustan los hombres, o a lo mejor prefiere a los animales que a las personas etc. También puede sentir atracción sexual por los niños, lo que lo convierte en un pedófilo, palabra que indica a que algunos son partidarios del «movimiento del amor» hacia los niños». Es un término que abarca una variedad amplia de opiniones, y todas estas conductas proceden de un sentir que brota de un gusto, el cual produce un placer, entrando al plano de lo personal e íntimo, y sobre los gustos, nadie tiene derecho de anularlo o imponerlo, porque son derechos individuales de las personas, y tienen que ver con su comportamiento mental, de manera que la llamada “ideología de género” es una atracción o gusto de ciertas personas que se inclina a lo contrario de lo que predominantemente se considera natural. Esto entra al plano de la intimidad, y no se puede imponer como una ideología.
Pero definamos ahora el término “ideología” la cual envuelve el fundamento de los movimientos LGTBQ. Según el diccionario y las definiciones del término, se entiende por ideología “una corriente de la filosofía, que estudia las ideas. La palabra, como tal, proviene del griego ἰδέα (idéa), que significa ‘idea’ equivalente a pensamiento, y -logía, del vocablo griego λόγος (lógos), que se traduce como ‘estudio’ o ‘tratado’ que describe una forma de pensar, creen o entender entrando al plano de la filosofía.
Una ideología, en este sentido, es un sistema de pensamiento que se compone de un conjunto de ideas o principios sobre los que se fundamenta una manera particular de ver y abordar la realidad. De allí que la misma tenga aplicación en los más diversos campos de la actividad humana, como la política, la economía, la religión o la cultura”. La ideología entra a un plano filosófico y como tal no puede ser implantada dentro de un plano científico ni jurídico, pues ideológicamente hay diversidad de criterios y algunos pueden ser encontrados entre sí. Sólo se puede demandar y exigir aquello que es científico y lógico, lo demás entra al plano de la discusión y la diversidad de opinión. Sin embargo, esto no anula el derecho que de los que tienen una tendencia ideológica de actuar con libre albedrío en su forma de creer o ser, sin ser señalado despreciados marginados o perseguidos, porque todas las ideas deben respetarse mientras, estas no se trate de imponer a los demás.
Así que quede claro, todo lo ideológico y filosófico, en este sentido estricto de la palabra, pueden tener diversas corrientes opuestas, con argumentos y teorías valederas para aquellos que la sostengan y lo crean. Estos dos conceptos “gusto e ideología”, podemos discernirlos para saber cómo actuar frente a los mismos, considerando que ambas cosas no se pueden imponer, pues son actitudes mentales individuales.
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