Todo era tranquilidad aquel lunes 27 de septiembre de 2021. Hace exactamente un año hoy, la normalidad imperaba en *Creta*, la isla más grande de Grecia situada en el mar Mediterráneo.

Pero aquella normalidad fue repentinamente interrumpida por un fuerte temblor de 6.5 grados en la escala de Richter y una duración de 15 segundos. Sin previo aviso, la calma se volvió turbación.
Es que la ciencia puede predecir con exactitud un eclipse, huracán u otro fenómeno natural, pero jamás ha podido ni podrá predecir un temblor. ¡Es algo inesperado y repentino!
De igual manera, hay un acontecimiento de mayor trascendencia profetizado en la Biblia que ocurrirá así, de forma repentina e inesperada.
El Nuevo Testamento lo registra así: «EN UN MOMENTO, EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.» (1 Corintios 15:52.) ¿Cuánto tiempo tarda Usted en parpadear? Bueno, dice la Biblia que a esa misma velocidad ocurrirá ese evento conocido como *el arrebatamiento de la Iglesia* (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:13-18.)
La lógica o razón humana no lo puede concebir, la ciencia no lo puede explicar, pero la Biblia lo profetiza con claridad irrefutable e inconfundible. Para enfatizar su naturaleza repentina, la Biblia dice: «Ahora bien, amados hermanos, con respecto a cómo y cuándo sucederá todo esto, en realidad no es necesario que les escribamos. Pues ustedes saben muy bien que el día del regreso del Señor llegará inesperadamente, como un ladrón en la noche.» (1 Tesalonicenses 5:1,2; NTV.)
Naturalmente, la figura del *»ladrón en la noche»* no hace referencia a un acto reñido con la ley moral, sino a su naturaleza sorpresiva. Piénselo: ¿Habrá algún ladrón que anuncie el día y hora de su atraco? ¡Jamás!, el factor sorpresa es su principal estrategia. Jesucristo nos advierte que, en el día y hora menos pensados, Él vendrá por Su Iglesia. Las leyes que sí violará ese magno y tan anhelado evento, son las leyes de la naturaleza y la lógica humana.
Pero para los auténticos hijos de Dios, ese evento no será algo inesperado y sorpresivo. El apóstol Pablo agrega: «Pero ustedes, amados hermanos, no están a oscuras acerca de estos temas, y no serán sorprendidos cuando el día del Señor venga como un ladrón. Pues todos ustedes son hijos de la luz y del día; no pertenecemos a la oscuridad y a la noche.» (1 Tesalonicenses 5:4,5; NTV.)
Los hijos de Dios, que estudiamos y creemos Su Palabra, debemos vivir siempre preparados para ese momento sin igual. Bien podría ocurrir hoy, o mañana, o en años, pero de que viene, viene (Hebreos 10:37.) Lo que realmente importa no es el cuándo, sino el hecho mismo de que ocurrirá sin duda alguna. Cuando suceda, seguramente los noticieros mundiales informarán con asombro de un hecho sin precedentes en la historia.
Probablemente lo entenderán y explicarán como un ágil, preciso y certero ataque extraterrestre, dirigido específicamente contra todos los _»retrógrados»_ que eran fanáticos de Jesucristo, que procuraban vivir, defender y proclamar Su Evangelio y Sus altas normas de vida. ¡Gente atrasada para un mundo tan _»evolucionado»_!
*¿Por qué no ha ocurrido aún?
El apóstol Pedro, bajo Inspiración divina lo explica así: «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.» (2 Pedro 3:9.) Sí, Dios en Su amor y paciencia sigue esperando que el ser humano se arrepienta y le busque. ¿Está Usted en esa lista de espera? ¿Qué espera? Un día la paciencia divina llegará a su límite, Jesucristo vendrá por los suyos y el mundo experimentará la ira de Dios como nunca antes (Mateo 24:21.)
PARA REFLEXIONAR:
¿Cree Usted en la realidad de ese evento o lo considera una vana ilusión? En base a su actual estilo de vida, si Jesucristo viniera hoy, ¿Usted sentiría gozo o vergüenza? (1 Juan 2:28.) ¿Está Usted viviendo según las altas normas de conducta establecidas por Dios? (2 Pedro 3:14.) Jesucristo no viene por rótulos religiosos. Tampoco viene por los _’buenos»_, es decir, aquellos que se consideran sanos, autosuficientes y sin necesidad del médico divino.
Él viene más bien por los malos y enfermos que reconocemos nuestra propia bancarrota espiritual como consecuencia de nuestro pecado; que admitimos nuestra imposibilidad de salvarnos a nosotros mismos y sinceramente arrepentidos le recibimos por fe como nuestro único y suficiente Salvador. ¿Ya lo hizo Usted? ¡Jesucristo viene pronto! Un día, que bien podría ser hoy, será nuestro último día en este planeta en caos.
¡Estemos listos!
(H. C.)
Adelante mis compañeros de yugo ministerial.