Héctor Hernán Castro
*»En un mundo de plástico y ruido, quiero ser de barro y de silencio.»* (Eduardo Galeano.)
¡Yo me sumo al sentir y pensar de este extinto escritor uruguayo… ¿y Usted?
Este mismo escritor afirmó en otra ocasión que «vivimos en una época donde el envase es más importante que el contenido.»
Sí, así funciona nuestro mundo hoy: la *apariencia* es más importante que la *esencia*, *parecer* es más importante que *ser.*
Sólo como un ejemplo, ¿Cuántos en nuestra cultura occidental celebran una navidad de plástico y ruido?: Luces artificiales, adornos alusivos, un frenesí comercial pensando en el comer, beber y vestir. Lo verdaderamente triste es que mucha gente ni siquiera sabe de qué se trata la navidad en realidad.
Esto me hace recordar algo que ocurrió en la ciudad de Éfeso, en el tercer viaje misionero de Pablo. Hubo ahí un tremendo alboroto porque el Evangeio de Cristo estaba socavando las bases de un lucrativo negocio de la idolatría efesia (Hechos 19:23-27.)
Es muy interesantemente que el Dr. Lucas registró esto: *»Adentro era un griterío; algunos gritaban una cosa, y otros otra. Todo era confusión. De hecho, la mayoría ni siquiera sabía por qué estaba allí.»* (Hechos 19:32; NTV.)
¿No le parece que ocurre lo mismo hoy en las celebraciones, manifestaciones de protesta, etc.? ¡Muchos ignoran los verdaderos motivos!
¿A dónde va Vicente…?
En Navidad mucha gente se pone como loca comprando, vendiendo, comiendo, bebiendo… ¿Y sabrán cuál es la verdadera razón de la navidad? *»Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.»* (Juan 3:16.)
Si Jesucristo no es el verdadero motivo de nuestra celebración navideña, todo es plástico y ruido. Luces artificiales sin la eterna y sublime Luz de Jesús es solo forma sin fondo.
*¡¡Volvamos a lo esencial; volvámonos a Jesucristo!!*