Héctor Hernán Castro
«Mantener nuestros ojos en Jesucristo simplemente es quitarlos de nosotros mismos.» (Charles Spurgeon.)
¿Escuchó Usted la historia del cumpleañero ignorado? Era un niño para quien se había organizado una gran fiesta de cumpleaños. A la hora de iniciarla todo, todo estaba listo, excepto el niño. Se habían centrado tanto en los detalles de la fiesta misma que se olvidaron de aquel que era el motivo del festejo.
¿No le parece a Usted que ocurre exactamente lo mismo con nuestra fiesta de Navidad moderna? En teoría, es conmemorando el nacimiento de Jesús, pero en la práctica, ¿Realmente se está pensando en Él? En honor a la verdad, la Navidad en nuestros días no se trata de JESUCRISTO, se trata DE TU PISTO.
Los coloridos y llamativos anuncios comerciales están hábilmente diseñados para que nos sintamos insatisfechos con lo que tenemos (apariencia corporal o de la casa, muebles, utensilios, ropa, comida, bebida, etc.), asegurándonos que, si adquirimos cosas nuevas, sólo entonces estaremos verdaderamente satisfechos, solo entonces tendremos una feliz Navidad.
¡En realidad, entonces, no se trata de Jesucristo sino de nosotros mismos!
El sistema comercial lo que busca es que gastemos el dinero en cosas que no necesitamos, para que podamos estar a tono con la sociedad cosmética de hoy.
¡Se cuentan por miles las familias que se endeudan, no para suplir necesidades, sino para satisfacer caprichos y deseos de ostentación!
¿QUÉ ES LO ESENCIAL? ¡Que nos volvamos a la Biblia y nos enfoquemos en lo que ella nos relata! Cuando José de Nazaret estaba considerando dejar secretamente a María por su inesperado embarazo, el ángel le dijo: «Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» (Mateo 1:21.)
¡ESTO ES LO ESENCIAL! Dios se hizo hombre en la Persona de Jesucristo, siendo Él el único que puede salvarnos de la condenación que nuestro pecado merece.
¡La Navidad sin el Supremo Ser, no tiene razón de ser!
(HC)