DEFINIENDO CONCEPTOS – SER GRANDE

Mario E. Fumero

          Nuestra naturaleza fue dañada por el pecado original, el cual produjo cambios no solo en lo biológico (moriríamos y sufriríamos dolores y trabajo) sino también cambios psicológicos. El origen de todo estuvo en el deseo de “ser más” de lo que éramos. Esa fue el arma engañosa de Satanás para producir el fracaso de la creación, al insinuarle a Eva que “si comía del fruto, no moriría, y seria semejante al Altísimo” (Génesis 3:4-5), algo que era mentira, pues ya eran eternos. Es por ello que a Satanás se le llama “padre de la mentira” (Juan 8:44).

EL LADO DÉBIL DE LOS SERES HUMANOS

          Es ahí cuando aparece una de las debilidades más grandes de los seres humanos, el deseo de poder y grandeza. Fue en esta área con la cual tuvo que trabajar más Jesús con sus discípulos, porque ellos siempre trataban de sobresalir, ser superiores, discutiendo entre ellos, quien era el más grande (Lucas 9:46), el mejor de todos.

          Aquí vemos una de las lecciones más grandes del sentido cristiano de grandeza, o del deseo de sentirse mayor o superior a los demás. Después de una discusión el Maestro trajo una gran enseñanza: “Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿Cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve”. (Lucas 22:24-27). Noten que en este pasaje hace una comparación con los sistemas terrenales, comparando la actitud de los reyes o gobernantes sobre sus súbditos. Estos viven aparte, solo ordenando, y avasallando a sus súbditos. De nada tienen necesidad, ejerciendo un Señorío que alienta el poder y las riquezas de una elite encumbrada en las mieles del poder, pero en el reino de Jesús no es así, porque los que están arriba, deben dar ejemplo a los de abajo, ordenando aquello que ellos mismos están dispuestos a ejecutar (Juan 13:15), lo que evidencia que la grandeza del reino consiste en ser ejemplo (Filipenses 3:17).

          Antes de ordenar, debemos dar ejemplo, siendo nosotros los que hagamos aquello que vamos a demandar de los demás. Tristemente lo que más ha matado la sencillez en la iglesia del siglo XXI es el espíritu de una estructura eclesiástica piramidal o empresarial, ya sea con papas, obispos, apóstoles o líderes, que no descienden al nivel del rebaño, para dar ejemplo de servidumbre.

LOS TÉRMINOS CONTRADICTORIOS

          Como dijimos en el análisis de “SER SIERVO”, es contradictorio llamarse “siervo”, y a la vez considerarse “grande”, porque ambas expresiones son antagónicas. Es evidente que el arma preferida del enemigo para destruirnos, es seducirnos con las mismas armas que utilizó con Adán y Eva. Consiste en alentar la soberbia para engendrar la caída. Recordemos que el mismo Jesús fue tentando en el desierto para desear las dos cosas más seductivas o tentadoras en toda la naturaleza viciada del ser humano, el deseo de “gloria y riqueza”, porque ellas son las que nos dan el poder para sentirnos “grandes” (Mateo 4:8-9).

          La grandeza del reino de Dios está en la sencillez. Debemos aspirar a ser menos, para que Dios, en nuestras debilidades pueda obrar, porque, al fin y al cabo, nadie es fuerte con su propia fuerza (1 Samuel 2:9), y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades (Romanos 8:26), y esto evita que nos gloriemos (2 Corintios 12:5), porque nada de lo que hacemos, tenemos o somos depende de nosotros mismos, porque “… si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8).

EL PELIGRO DE LA ADULACIÓN

          Jesús no era propenso a elogiar a la gente. En toda su vida terrenal durante su ministerio, solo elogió a dos personas, uno fue el Centurión*, catalogándolo como un hombre de mucha fe, por tener bien claro el concepto de autoridad (Mateo 8:10). El otro, a quien proclamó como el más grande de todos los profetas fue a Juan el Bautista, y ¿Saben por qué? Porque cuando Juan estaba preso, sus discípulos le preguntaron acerca de Jesús, al que él había bautizado, y Juan les dijo; “El que tiene la esposa, es el esposo; más el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo es cumplido. A él conviene crecer, más a mí menguar”. Juan 3:29-30. Fue por ello que Jesús declaró que “… entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista: más el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él”. Lucas 7:28.

          No permitamos que los reconocimientos, títulos o elogios engorden tanto tu ego, que te olvides que después que hagas todo lo que te manden o puedas «siervo inútil eres, porque lo que tenías que hacer, eso hiciste» (Lucas 17:10).

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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