DEFINIENDO CONCEPTOS- MANSO Y HUMILDE

Mario E. Fumero

          Cuando Jesús inició su ministerio, lo primero que hizo fue escoger a doce hombres entre el pueblo, eran hombres sencillos y su propósito era formarlos. No eran intelectuales, ni religiosos, como los escribas y fariseos.

ESCOGIENDO A SUS DISCÍPULOS   

          ¿Por qué solo escogió doce hombres sencillos del pueblo? ¿Qué tipo de formación quería darles? ¿Estaba en la mente de Jesús formar una elite religiosa al estilo fariseo, apegados a la ley judía de “LA TORAH[1] O EL TALMUD[2]? ¿Fue su técnica formativa intelectual o correctiva? ¿Por qué, aunque aceptaba la ley de Moisés, fue tan crítico con los religiosos de su época, catalogándolos de hipócritas, víboras, serpientes, sepulcros blanqueados, etc. (Mateo 23:13-33)? La razón es sencilla, ellos (los escribas y fariseos) basaban su ministerio solo en la letra, pero no en la vida, y se dedicaban a buscar a los necesitados para, en vez de ayudarles, diezmarles hasta las especies de la cocina (el eneldo y el comino) algo de mucho valor en esa época (Mateo 23:23). Su misión, según este relato, era obtener ganancias a costilla de largas y fatuas oraciones y cultos.

          Jesús tomó a doce discípulos en sus tres años de ministerio, con el fin de formar en ellos un carácter, y no solo un conocimiento. Este carácter representaba un estilo de vida y conducta en el cual estuvieran presentes las virtudes y cualidades que formarían los principios de su reino, que se llamaría IGLESIA.

LA LECCIÓN MÁS IMPORTANTE

          Entre sus muchas enseñanzas, la más importante era formar el carácter cristiano basado en su ejemplo, fue por ello que afirmó; “Llevad mi yugo[3] sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29.  Y es ahí donde quiero analizar estos dos términos.

          Noten en qué contexto está llamando a los que están trabajados y cansados a descansar, refiriéndose al pecado, ejercido por el dominio de Satanás, y del cual antes éramos esclavos (Juan 8:34), sin embargo, ahora nos ofrece otro yugo (atadura) que es su llamado para someternos al «Señorío de Cristo». Esto se aprende mediante el asimilar dos cualidades importantes para la vida cristiana: Ser manso y humilde de corazón.

MANSO: La mansedumbre es una virtud que engendra la paciencia, para poder enfrentar situaciones difíciles de la vida, sin perder el control. Esta cualidad nos lleva a ser personas sosegadas y tranquilas. Es la capacidad de tener soporte y dominio propio frente a situaciones adversas (2 Timoteo 1:7). Es la actitud del discípulo a no reaccionar precipitadamente frente a la presión del mundo, y poder soportar las injurias y ofensas, sin perder el control y acudir a la violencia.    

Cuando aprendemos a ser mansos, podremos sobrellevar los defectos de los demás, y, sobre todo, tener paciencia en los momentos difíciles, siendo capaces de poder dominar las situaciones que nos rodean. Esta virtud sólo se puede formar mediante la relación con una persona que nos pueda mostrar, a través de su ejemplo, la forma de poder manejar nuestras emociones en situaciones difíciles en nuestro diario vivir. Lo contrario de manso (definido como antónimos) seria inquieto, preocupado, intranquilo, agitado, alarmado, bullicioso, desasosegado, nervioso, turbado, impetuoso. Es por ello que el aprendizaje de esta virtud lleva a potenciar y desarrollar otra cualidad, ligada a ésta, como es la paciencia, la cual es hija de la mansedumbre.

La paciencia, fruto de la mansedumbre, es algo que difícilmente traemos en nuestro fuero interno. Al que Dios quiera usar en su ministerio, le requerirá que aprenda la paciencia, o sea, que sepa esperar en Él. Hay dos casos bíblicos de personas impacientes a los cuales Dios tuvo que tratar fuertemente para poderlos usar. El más conocido fue Moisés, que mató a un egipcio (Éxodo 2:11-12), pues era impulsivo y algunas veces, agresivo. ¿Cómo formó Dios a Moisés para enseñarle la paciencia, y que después pudiera sacar a su pueblo de Egipto y soportarles sus murmuraciones y rebeldías? Lo tuvo muchos años pastoreando un rebaño de ovejas de su suegro en los desiertos de Madián, por 40 años (Éxodo 3:1), y de esta forma Dios forjó su carácter. Después de esta lección práctica, Moisés llegó a tener tanta paciencia, que superó al mismo Dios; cuando en una ocasión, frente a la rebeldía del pueblo, Jehová se enfureció y decidió destruirlos, y Moisés tuvo que interceder, como lo había hecho Abraham con su sobrino Lot (Génesis 18:22-33) para salvarlo de la destrucción de Sodoma, y le pidió a Dios que no actuara como pensaba, y uso un argumento para persuadirlo de su deseo, y dice la Biblia que Dios se arrepintió de matarlos (Éxodo 32:9-14). La mansedumbre se forja mediante la disciplina impuesta por Dios, y en el caso nuestro, imitando el modelo de Jesús, que soportó vituperios, injurias, desprecio, escarnio y guardó silencio, aunque tenía el poder para destruir a sus enemigos, así lo declaró delante de Poncio Pilatos cuando exclamó; «Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí». Juan 18:36. Además, Jesús les dijo a sus discípulos que serían vituperados y despreciados por el mundo, y para soportar esto, se requiere mucha mansedumbre y paciencia (Mateo 5:11, 1 Pedro 4:14, Juan 16:33).

HUMILDE: Muchos interpretan la humildad como pobreza o miseria, o como una forma de vivir en el sentido material, o por su sencillez en cuanto a su intelectualidad o posición social, pero ¡NO!, la humildad es una actitud que no tiene que ver con el conocimiento, o la condición material de una persona.

La mejor definición de humildad sería la capacidad de conocer las propias limitaciones y debilidades para actuar de acuerdo a tal conocimiento. El término proviene del vocablo latino “humilitas”. Lo contrario de humildad sería la soberbia. Podría decirse que la humildad es la ausencia de  soberbia. Es una característica propia de los sujetos modestos, que no se sienten más importantes o mejores que los demás, independientemente de cuán lejos hayan llegado en la vida.

Como fruto de la humildad, aparece la sencillez, lo cual se manifiesta estando contento en cualquier situación de la vida (Filipense 2:12). Una persona podrá ser un brillante intelectual, o un poderoso empresario, y actuar con humildad, no demostrando lo que sabe, ni lo que tiene. Es una actitud de docilidad. Cuando la humildad prevalece, la prepotencia desaparece.  Cuando la soberbia reina, la humildad se desploma, por eso Dios da gracia a los humildes y resiste a los soberbios (Santiago 4:6).

Jesús evidenció un modelo de humildad como punto de partida para la formación de sus discípulos en su forma de ser y vivir, porque siendo Dios, se hizo semejante a los hombres, y como dice San Pablo, se humilló hasta lo sumo, tomando forma de siervo (Filipenses 2:8). En su vida demostró acciones de una humildad de corazón. Vivió desposeído de todo.  Nació en un pesebre prestado (Lucas 2:7), entró en Jerusalén en un pollino prestado (Marco 11:2-4), cenó en una casa prestada (Lucas 22:11-12), y hasta fue enterrado en una tumba prestada (Juan 19:38). Sus enseñanzas fueron claras; “el que quiera ser mayor, debe servir a los demás como siervo” (Mateo 23:11) y el que quiera ser mi discípulo “niéguese a sí mismo” (Mateo 16:24). Además, se sometió a las leyes injustas y pagó los tributos, y en su despedida, lavó los pies de sus discípulos (Juan 13:5), acto típico solo de los siervos, por lo que el amo, siendo el maestro, se hizo siervo (Mateo 23:11).

DE CORAZÓN: Estas dos cualidades, o virtudes típicas de un seguidor de Jesucristo, deben proceder de un corazón sincero. Muchas personas tratan de mostrar una falsa apariencia de piedad (2 Timoteo 3:5), con una aparente mansedumbre y humildad que no procede del corazón, sino del interés, conveniencia, circunstancias o fingimiento, porque muchos aparentan ser, lo que en realidad no son, a esto se le llama “actitud fingida” (1 Timoteo 1:5).

Es necesario examinar, no solo la apariencia de las personas en su diario vivir, sino también sus actitudes, porque muchas veces hacemos las cosas para servir al ojo, y no al Señor (Efesios 6:6). Es por ello que debemos observar su estilo de vida, analizar sus expresiones y probar sus frutos.

Casi siempre miramos y juzgamos a las personas por sus títulos, ropa, posición social o currículo o propaganda, y nos equivocamos, es por ello que Jesús nos manda a “juzgar con justo juicio” (Juan 7:24) y ¿Cómo establecer un justo juicio y poder juzgar a una persona en relación a estas cualidades? Sencillo; juzgando a las personas por sus frutos (Mateo 7:16). Y ¿Cómo es esto? Veamos: ¿Está dispuesto a servir como un empleado, o como un siervo? ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? ¿Busca tal persona los primeros puestos, y trata de llamar la atención con sus acciones? (Mateo 23:6) ¿Espera adulación? ¿Limita su tiempo a un horario, o está disponible cuando sea necesario? ¿Cuáles son sus prioridades? (Mateo 6:33) ¿Se limita a lo que tiene que hacer, o va más allá, ayudando a otro? (Mateo 5:41,) ¿Si es pastor, huele a oveja, o a empresario? ¿Reclama derechos, o lo da todo, sin esperar nada a cambio? Estos son los parámetros para medir a las personas respecto a su humildad. La humildad no es una actitud, es un estilo de vida.

          Una de las carencias más visibles en el liderazgo moderno de las Iglesias, es la cualidad de la mansedumbre y la humildad, porque la intelectualidad y las corrientes progresistas y materialistas, han forjado un cristianismo tipo empresa, y una elite ministerial que parecen más gerentes que pastores, y como producto de ello tenemos unos líderes tipo empresarios o empleados, por lo que hemos perdido de vista estas cualidades básicas de un siervo de Dios, las cuales son claves para encarnar en nosotros la imagen de Jesucristo.

¿Somos en realidad imitadores de Jesús? ¿Vivimos con sencillez, como lo hizo el maestro? ¿Conocen las ovejas nuestra voz y nos siguen? ¿Velo por ellas para protegerlas?

          Un siervo hace de todo, no marca tarjeta, no se limita a reclamar derechos, porque solo tiene deberes con aquel a los cuales le llamó a su servir. Ya no vivimos nosotros, sino la voluntad del jefe, y como siervos estamos bajo su señorío. Es por ello que debemos definir claramente el concepto de «siervo».


NOTAS

[1] . La Torá (en hebreo, תּוֹרָה‎ [Torah], lit., «instrucción, enseñanza») es el texto que contiene la ley y el patrimonio hereditario del pueblo israelita ;3​ constituye la base y el fundamento del judaísmo.4​.  «Scroll of the Law» y «Torah«, Jewish Encyclopedia, Nueva York, 1906. Es el rollo hecho de pergaminos unidos que contiene la ley y memoria colectiva de los hijos de Israel (בני ישראל); «Libro de la ley de los judíos» según la definición provista por la Real Academia Española (tora 1.1), consultada 24 de agosto de 2014.

[2] -El Talmud (hebreo: תַּלְמוּד [talmūd], «instrucción, enseñanza») es una obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos, parábolas, historias y leyendas. Tomado de Wikipedia

[3] – El Yugo es un artefacto de madera al cual, formando yunta, se unen las mulas o los bueyes, y en el que va sujeta la lanza o pértiga del carro, el timón del arado, etc. Esto se usa para amansar al buey rebelde y que aprenda del compañero que ya es sumiso.

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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