Escrito por Javier Erazo

Angelito: El Canillitas Descalzo «que inspiró al fotógrafo para usarlo de portada en el libro “CIPOTE1” de Ramon Amaya Amador donde quedó plasmada dicha foto.

¿Quién era Angelito? Angelito era un nuño que vendía periódicos en el Centro de Tegucigalpa en los 60’s, y con su venta del mismo sostenía a su madre.  

Vendiendo periódicos conoció a un pastor que en año1974 el cual se lo llevó a una iglesia donde acepto a Cristo, y después se fue al Proyecto Victoria donde ayudo a dar asistencia a drogadictos y alcohólicos.

Angelito nunca creció en estatura debido a un problema en la espina dorsal y nunca se casó- ni tuvo hijos -, bueno sí se casó, pero con Dios, y amó a cada uno de los muchachos como a hijos, que ayudaba para que se rehabilitaran de las drogas y alcohol.

Vivió muy pobremente en Suyapa, pero eso no fue un obstáculo para que ayudara a los demás -era una persona diminuta físicamente, pero gigante espiritualmente, que ayudaba a todos con una entrega total -tristemente la muerte lo sorprendió en el 2016 mientras oraba de rodillas en una iglesia en Juticalpa, donde se había trasladado para evangelizar.

Vale la pena decir que Angelito siempre se sintió orgulloso de que su foto de niño, y descalzo, haya quedado inmortalizada. Miren bien la foto y fíjense quienes rodean al canillitas, todos los amigos de aventuras y andanzas.

Feliz Día.

Esta novela cuyo tema le fue sugerido por las conversaciones que, rumbo a la redacción de El Cronista, tenía frecuentemente con los lustrabotas que permanecen en dicha plaza. La obra recoge la dolorosa y agitada vida de este pequeño mundo que tiene como centro la estatua en bronce del mártir de la unidad de Centroamérica, los niños que se dedican a ese trabajo van a él no porque lo deseen o porque les agrade arrodillarse frente a quienes llevan zapatos lujosos, mientras ellos andan con los pies desnudos, por lo general se trata de familias que pierden al padre y estos niños no pueden ir a la escuela y deben incorporarse a cualquier actividad para aportar algunos centavos a la casa.