Héctor Hernán Castro
Hoy estoy escribiendo desde la histórica y muy amada iglesia _»Samaria»_, en Samaria, El Corpus, Choluteca. ¡Recordando hermosos tiempos de nuestra vida pastoral aquí! Muchas Iglesias locales llevan el nombre del lugar en la que están ubicadas, pero aquí en Samaria es al revés: _ ¡la comunidad perdió su nombre original y adoptó el nombre de la iglesia!_
Eso evidencia el gran impacto que el Evangelio tuvo en esta zona de Honduras un siglo atrás y perdura hasta nuestros días. Al estar aquí en Samaria me hizo recordar el encuentro que Jesucristo tuvo con la mujer samaritana, registrado en Juan 4. Entre otras cosas, el relato nos dice: «Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y Quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y Él te daría agua viva.» (Juan 4:10.) Aquella mujer necesitada, no sabía que Jesucristo era el único Salvador, el Mesías prometido. ¿Cuántos desconocen esa verdad fundamental y transformadora todavía?
El relato agrega después estas memorables palabras: «Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna.» (Juan 4:13,14.)
La mujer se refería al agua física (Juan 4:11), pero Jesucristo le hablaba del agua espiritual, de esa que es provista por Dios y que es la única capaz de saciar el alma humana. Es que, como lo afirmó Topsy Gift: «La mayor tragedia de la vida no es la muerte prematura, sino vivir una vida vacía.»
Precisamente por esa sensación de vacío mucha gente va deprimida, confundida y enredada en adicciones nocivas y relaciones tóxicas, buscando en lugares, Personas y cosas equivocadas la realización que tanto anhelan. Aquella mujer de Sicar iba ya por su sexta aventura amorosa, pero seguía igual de vacía (Juan 4:17,18.) ¿No les ocurre lo mismo a muchos(as) hoy? ¡Sólo Jesucristo satisface de verdad la profunda necesidad humana! (Juan 6:35.)
Fue Blaise Pascal quien dijo: «En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús.» El poder, saber, tener, valer y placeres humanos jamás llenan esa necesidad del alma; podrán entretenerla, pero nunca podrán satisfacerla en realidad. ¡Sólo Jesucristo quiere y puede llenar ese vacío, puesto que en la cruz Él resolvió el problema original, el pecado, y nos lleva de regreso a Dios!
¡Amemos, experimentemos, proclamemos y esperemos a Jesucristo!