Mario E. Fumero
Isaías 21:4 “Pasmóse mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me tornó en espanto”.
Una de las industrias más próspera en México y Centroamérica es la extorsión. Como dice el profeta Isaías, las victimas se sienten intimidadas y espantadas, porque se les amenaza con muerte o secuestro si no dan lo que los extorsionadores le piden. Esta conducta ilegal mueven miles y miles de dólares, creando el pánico en las personas que son víctimas de ella, y en la mayoría de los casos, terminan cerrando sus negocios y huyendo del lugar.
Sin embargo, no solamente practica la EXTORSIÓN los delincuentes, sino que también hay líderes religiosos que son expertos en extorsionar a las personas. ¿Cómo puede un líder religioso extorsionar? Definamos el término: Extorsionar es obtener una cosa de alguien por la fuerza, el miedo o la intimidación. Intimidar es meter miedo o susto. Si es así ¿Acaso no es extorsión cuando un predicador te dice que si no das tanto, entonces juicio y calamidad vendrá sobe tu vida? Cuantos falsos ministros apelan a la intimidación para obligar a las personas a hacer lo que ellos demandan, sin tener un asidero bíblico. Ofrecer algo a cambio de dinero se llama chantaje. Pedir algo con insinuaciones amenazadoras es extorsión, y tales cosas deben ser condenadas y rechazada por las personas, pero debido a la ignorancia bíblica del pueblo de Dios, muchos caen víctimas de estos “ministros extorsionadores” .
No des ofrendas por miedo o amenaza, sino con voluntad y alegría, como enseña la Palabra (2 Corintios 9:7)