COMPARACIONES QUE ENTRISTECEN
Mario Fumero
Se dice que las comparaciones no son buenas, y hay mucho de cierto en tal afirmación, porque uno descubre muchos errores cuando comparamos y razonamos entre una cosa y otra, solo que a veces las comparaciones pueden deprimirnos y dejarnos un mar de dudas.
Esto me acaba de ocurrir al visitar recientemente agosto 2007) a mi hija que vive en Jerusalén, Israel. Cruce todo el país visitando los lugares bíblicos, y aunque había estado hace 5 años atrás, note un cambio trascendental de progreso. Entonces reflexiones; Israel cumplirá 70 años de haberse constituido en nación, después de una guerra contra ingleses y árabes. Durante sus años de nación ha librado tres guerras contra sus vecinos árabes y palestinos, ha sido atacada con misiles y actos terroristas. Vive asediada y amenazadas por los grupos terroristas Islámicos de Hamas y Alkaeda. Están rodeados de países enemigos por todas sus fronteras. Están en una geografía en donde no abunda el agua, ni las lluvias, y gran parte de su territorio es zona desértica. No cuenta con petróleo, y sus plantas eléctricas trabajan en su mayoría a base de carbón. Sin embargo, cuenta con tremendas autovías que cruzan el país de lado a lado, produce todo tipo de frutas y verduras. Posee el nivel de vida más alto de todo el medio oriente. Nunca falta la luz ni el agua. Se vive más seguro y tranquilo que en cualquier país de Centro América, siendo la seguridad física y personal uno de los elementos más palpable en un medio oriente lleno de amenazas terroristas.
Ahora viene la comparación. Honduras tiene casi 200 años de ser república. Cuanta con un territorio rico en agua, tierra y vegetación, en donde no hay desiertos. Es más grande que Israel, y no tiene enemigos virtuales a sus alrededores, porque sus vecinos son parte de la misma cultura. Posee menos habitantes por kilómetro cuadrado que Israel, y está situada en una latitud geográfica privilegiada por las lluvias. Sin embargo, no existe una autopista que una las dos ciudades más importantes del país. Sus calles se consideran las peores de Centro América, llena de hoyos por todos lados. Teniendo una fuerza productiva inmensa, pues es un país joven, sus recursos agrícolas son insuficientes, lo que genera hambre y miseria. El sistema de agua y luz eléctrica es deficiente, y el estándar de vida es uno de los más bajos de Latinoamérica. La gente vive insegura, víctima de la delincuencia, que atemoriza a la población. Sin tener terrorismo vivimos en terror. ¿A qué se debe esta situación?
Nuestra realidad radica en la actitud mental de los ciudadanos. Somos conformistas, la política no es consecutiva, cada gobernante hace un plan diferente al anterior. Las huelgas y medidas de presión, en vez de dañar al gobierno de turno, a quien más afecta es a la población y producción. Pensamos más en nuestros propios bienestar e intereses que en la patria. Hemos descuidado la educación. La falta de apoyo rural en lo agrícola origina una migración catastrófica en todos los sentidos, porque descuidamos la tierra para vivir de forma infrahumana en los cinturones de miseria de las grandes ciudades que generan inseguridad. Para muchos ser político es la forma de enriquecimiento más fácil. No tenemos identidad nacional, y por ello copiamos todos los valores negativos de otras naciones vecinas.
Honduras cuenta con más recursos humanos, agrícolas, acuíferos y turísticos que Israel, pero carecemos del espíritu de nación e identidad que nos lleve a superarnos. Es por ello que cierta ves que visite a la embajadora de Honduras en Israel me comento que deberíamos llevar a unos cuantos judíos de los kibbut (comunidades judías en los campos que producen) para desarrollar los campos de Honduras.
Nuestro futuro de sobrevivencia está en los campos, en la honestidad, en el trabajo y sobre todo, en la identidad de nación. Japón e Israel son modelos a imitar. Ellos tienen muchos que enseñarnos para que dejemos de ser un país subdesarrollado. Compararnos no ellos nos debe estimular a corregir nuestros errores, para alcanzar un desarrollo sostenible frente al reto de un futuro sombrío e incierto.