Mario E. Fumero
En cualquier sistema político del mundo existen dos factores que pueden convulsionar los ánimos de la gente, y desencadenar violencia colectiva como es el fútbol y la política. Cuando se es fanático y obcecado con uno de estos dos factores, indudablemente que la violencia aparecerá y las consecuencias serán desastrosas.
Hemos visto como los fanáticos de ciertos equipos de fútbol se organícense en barras de forma violenta para atacar a sus contrarios, lo que ha convertido a los estadios deportivos en campos de batalla, y al radicalizarse los fanáticos de ciertos equipos, su presencia en los eventos deportivos se convierte en una bomba de tiempo para las autoridades. Es por lo que muchos estadios cuando hay campeonato de fútbol la inseguridad moviliza a la policía para evitar las confrontaciones.
De igual forma el fanatismo político muchas veces alcanza matices violentos muy parecido a los del fútbol y generan muerte, confrontación y hasta inestabilidad social, creando enemistades y divisiones aun dentro de la misma familia creando situaciones que nada tienen que ver con la política. Para evitar que las elecciones no se desencadenan fanatismo qué convierta la política en una lucha de poder que puede llevar a la desestabilización de la nación y pone en peligro la democracia, recomendamos coherencia y no radicalizarnos con partidos, ideología u hombres, sino razonar los ideales y los objetivos finales de la política, porque con violencia, los señalamientos críticos, y las enemistades políticas no llevara al caos y detendremos el progreso del país.
La palabra “coherencia” es razonar, y no dejarlos llevar pon utopías políticas y falsas promesas o ideologías radicales por lo cual a la hora de votar debemos elegir los mejores candidatos, sin importar el partido, por en ello está en juego el destino de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos. Sería absurdo que por radicalizarnos en una ideología o corriente política terminemos exterminándonos y destruyéndonos los unos a otros, y lo peor de todo es conducir la nación al desastre quizás arrastrados por ambiciones personales de hombres que no aman la patria, sino el poder.
Ser fervoroso de un partido político o de un equipo de fútbol es normal y natural siempre y cuando tal fervor no los lleve a la irracionalidad y violencia, y entendamos que sobre todo esto está el futuro de nuestros hijos y la salud de nuestra patria, por lo tanto, no debemos radicalizarnos a la hora de apoyar un partido o candidato menoscabando y ofendiendo al otro, esto es falta de valores. El votar es un acto fundamentado en la coherencia, porque no solo debemos apoyar una ideología, sino también una serie de valores que deben esta intrínsicamente ligados a la persona que elegimos.
Unidos Contra la Apostasía 