HECTOR HERNAN CASTRO
Hablar de *la Reforma* es hablar del movimiento espiritual que, en esencia, tenía el propósito fundamental de recuperar los valores bíblicos originales del cristianismo que se distorsionaron en la edad media: (1) La autoridad única y exclusiva de la Biblia (ésta fue puesta al alcance del pueblo), y (2) la fe en Cristo fue enfatizada como el medio de salvación establecido por Dios._
3) SOLA GRATIA (SÓLO LA GRACIA.)
Los elementos de *fe y gracia* están estrechamente relacionados en la Biblia, son complementarios. Mientras LA GRACIA es la iniciativa divina, el inmerecido favor que Él extiende al ser humano, LA FE es el mecanismo humano para el acceso a esa gracia.
La gracia es el regalo que baja del cielo en la Persona de Jesucristo, la FE es la única respuesta o decisión humana correcta exigida y aceptada por Dios; es la llave que abre el regalo de la salvación. La conversión o arrepentimiento es el aspecto visible de una fe invisible, misma que hace posible el nuevo nacimiento (Juan 3:3,5.)
Ambos elementos (fe y gracia) dejan fuera de lugar el mérito humano, porque ante Dios no existe tal mérito, puesto que todos estamos excluidos a causa de nuestro pecado (Romanos 3:23.) En *Efesios 2:8,9* leemos: «Porque POR GRACIA SOIS SALVOS por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe». Dios es transparente al hablarnos. Con claridad inconfundible nos dice que la gracia es el ofrecimiento celestial y la fe es la única respuesta humana válida que nos hace aptos para recibir su regalo. ¿Nos guiamos por la Biblia o por la lógica/razón humana? La respuesta a esta pregunta es determinante. Muchos le aplican la lógica a la Biblia y por esta vía jamás se llegará a conclusiones correctas. Ésta (la razón) funciona en las matemáticas y en las ciencias humanas, pero en la esfera espiritual esa ecuación no cuadra. La lógica nos dice que recibimos algo a cambio de hacer algo. Desde esa óptica, no es posible que la salvación sea gratis, lo lógico es que tenemos que hacer cosas que nos hagan dignos merecedores de ella.
Pero la Biblia nos enseña que Dios no funciona según los preceptos humanos.
Él es un Dios de pactos. El Antiguo Testamento era perdón a cambio de obedecer toda la ley. ¡Nadie, excepto Jesucristo, lo cumplió y por lo tanto todos estamos perdidos! El Nuevo Testamento es una nueva forma de relación de Dios con el hombre. Ante la imposibilidad de autosalvarnos, Dios nos ofrece salvación gratuita al confiar solo en Jesucristo, Quién lo hizo todo por nosotros en la cruz. Este nuevo trato de Dios con los hombres no es un trato de compra-venta, sino un trato de gracia que se recibe por fe. La perfecta sangre de Cristo no está en venta, tampoco la salvación. Si así fuera, ni aún los multimillonarios podrían adquirirla (Salmo 49:6-9.) ¡La salvación eterna es un incomparable regalo ofrecido por gracia y obtenido por fe!
Pablo lo explica así de claro: «Ahora bien, si alguno trabaja, el pago no se le da como un regalo sino como algo merecido. En cambio, si alguno cree en Dios, que hace justo al pecador, Dios le tiene en cuenta su fe para reconocerlo como justo, aunque no haya hecho nada que merezca su favor.» (Romanos 4:4,5; DHH.) La salvación no es un salario merecido, sino un regalo inmerecido.
La gracia divina NO ES luz verde para vivir como queramos. ¿Ya que la salvación no está condicionada a nuestros hechos, entonces podemos vivir practicando el pecado deliberadamente e igual seremos salvos?
¡La Biblia jamás dice eso! Esa misma gracia que nos salva también nos enseña a vivir correctamente *(Tito 2:11-14.). Quien vive practicando el pecado dizque escudado en la gracia de Dios, está en gran desgracia, porque no ha entendido el Evangelio de Jesucristo. ¡La gracia es la salvación inmerecida ofrecida gratuitamente en Jesucristo, otorgada a cambio de la fe en ese único Redentor y Salvador!
¿Ya lo hizo Usted?