HECTOR HERNAN CASTRO

«Nuestro objetivo final en la vida no es ser saludables, ricos, prósperos o libres de problemas. Nuestro objetivo final en la vida es traer gloria a Dios.» (Anne Graham Lotz.)

Esta declaración encierra una gran verdad bíblica: ¡El ser humano no es el centro sobre el cual gira la historia, Dios es el centro y Su gloria el gran objetivo final! Justamente, ese fue el quinto principio bíblico fundamental recuperado por la Reforma:

5) SOLI DEO GLORIA (SOLO A DIOS LA GLORIA.)

La Reforma nos devuelve al mensaje bíblico central: El plan eterno no es antropológico (centrado en el hombre) sino teológico (centrado en Dios.) El perfecto y eterno Reino de Dios es el hilo central que une a la Biblia y a la historia de principio a fin. El ser humano es un actor secundario en esta maravillosa obra llamada vida, en la cual Dios es su Persona central.

Entendiendo eso, el salmista lo expreso así: “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad.” (Salmo 115:1.).

El Nuevo Testamento nos enseña claramente que el propósito central del plan de Dios no es *soteriológico* (salvar al hombre) sino *Doxológico* (traer gloria a Su Nombre.)Esta verdad suprema de la gloria de Dios como prioridad estaba en contraste con la realidad de la iglesia medieval. La ostentosidad y opulencia prevaleciente contrastaba con la humildad del Cordero que murió en la cruz. 

El llamado representante parecía ser mucho más grande que el que decía representar; la riqueza y el poder político sustituían a la sencillez del pesebre y la humildad de Aquel que entró a Jerusalén montando un sencillo pollino.

En materia de salvación, La Biblia nos pone en perspectiva: En Efesios 1:3-14, Pablo presenta magistralmente la obra de Dios el Padre (vs. 3-6), el Hijo (vs. 7-12) y el Espíritu Santo (vs. 13,14) en el gran proyecto de salvación.

Si observamos bien los versos 6,12 y 14, notaremos que se repite la frase «para albanza de Su Gloria.” ¡La gloria de Dios es la meta de la salvación!

De igual forma, dspues de su grandiosa presentación de la divina obra de salvación (Romanos capítulos 3 al 11), en *Romanos 11:33-36* Pablo prorrumpe en alabanza, concluyendo así: «Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén.» (Romanos 11:36.)

¡La gloria de Dios, no la felicidad humana es la esencia de la Biblia, pero al buscar Su gloria, a Su manera, Dios nos ofrece gratuitamente, por la fe, ¡la felicidad temporal y eterna en la Persona y Obra de Jesucristo! ¡Que abismal diferencia entre Dios y el hombre! En Cristo, Dios dejó Su gloria para venir a buscarnos y salvarnos en nuestra miseria pecaminosa. El hombre, en cambio, en su visión equivocada de la vida y su complejo de _»divina grandeza»_, está jugando a ser Dios, alterando lo que Él estableció y buscando su propia vanagloria basado en una inteligencia que no autofabricó, sino que recibió de su Creador.

Pero Dios no comparte Su gloria con nadie. Por eso, es pecaminoso autoexaltarse o idolatrar/exaltar a cosas o personas fuera de Él. Enfatizar esto es muy oportuno en nuestro días de tanta *»titulitis»*, donde los llamados _»siervos de Dios»_ pretenden ser conocidos y tratados como superestrellas. Si no me cree, solo vea los rimbombantes títulos de los líderes espirituales en nuestros días: _»Reverendo», «Apóstol», «Profeta», «Sumo pontífice», «Eminencia reverendísima»_, etc., etc. El simple calificativo de _»pastor» o «siervo de Dios»_ es de muy bajo perfil y hay que sustituirlo por algo de mayor impacto mediático.

¿Que dirá Aquel que siendo Rey y Señor se presentó como un manso Cordero y vivió como un humilde carpintero? «Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.» (1 Timoteo 1:17.) La Reforma nos ayuda a poner los pies en la tierra, ¡renunciando a la vanagloria humana y dando gloria y honor sólo al Dios, Rey y Señor que la merece!

¡Urge una nueva Reforma!

¡Dios y nadie más que Dios es el centro de la Biblia y de la historia, por eso sólo Él merece la honra y la gloria! Para Usted… ¿Su vida gira en torno a quién?

¡Soli Deo Gloria!