HECTOR MARADIAGA
Las relaciones tensas y rotas son tan antiguas como la humanidad misma. Caín fue el primero en dejar que el cáncer de la amargura y la malicia le corrompiera el corazón; cultivó el terreno de su alma con envidia y odio, y permitió que esos sentimientos maduraran en él hasta hacer lo inconcebible: asesinar a su propio hermano Abel, y convertirse, en el portavoz de las mentiras de Satanás.
Desde entonces el espíritu de envidia y odio ha desencadenado algunos de los más trágicos sucesos de la historia: _puso a Saúl en contra de David, a los hijos de Jacob en contra de su hermano José, al hijo de Salomón en su contra, y la lista continúa._
TODOS HEMOS SIDO AFECTADOS
De alguna manera de ese espíritu destructivo de la contención, del resentimiento y la venganza, han llamado a nuestra puerta. Quizás hayamos reconocido ese espíritu en nosotros mismos. Cuando nos sentimos heridos, enojados o llenos de envidia, es muy fácil juzgar a otras personas y a menudo culparles del enojo que tenemos a fin de justificar nuestros propios sentimientos de rencor.
JESÚS NOS ENSEÑA QUE: Mateo 5:22 _“…debemos perdonarnos los unos a los otros; pues el que no perdona… queda condenado ante el Señor…”_ y *Mateo 5:7* _“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”._ *(Colosenses 3:13; Efesios 4:32)
NOS DECLARAMOS INOCENTES Y naturalmente culpamos a los demás en cada conflicto que nosotros mismos hemos provocado. Pero cuando se trata de nuestros propios prejuicios y agravios, demasiadas veces justificamos nuestro enojo como justo y nuestro juicio como fidedigno y apropiado.
CONCLUSIÓN
Aunque no podemos ver el corazón de los demás, suponemos que podemos reconocer una motivación maliciosa o incluso a una mala persona en cuanto los vemos. Cuando se trata de nuestra propia amargura, hacemos excepciones porque pensamos que, en nuestro caso, tenemos toda la razón.
REFLEXIÓN
_El hombre carnal es exigente con los demás y tolerante consigo mismo, en cambio el espíritu es exigente consigo mismo y tolerante con los demás._
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